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'Elecciones' 2018

A votar 'por todos', por inercia y bajo presión

El Gobierno pide el voto unido para sus candidatos, desconocidos por la mayoría de los cubanos.

Holguín

El pasado 24 de enero se publicaron en el país las propuestas de candidatos a diputados a la Asamblea Nacional de Poder Popular, así como los aspirantes a delegados a las Asambleas Provinciales en cada territorio. Previamente, la polémica Comisión de Candidatura hizo su selección, que aprobaron las recién instaladas Asambleas Municipales del Poder Popular.

Los integrantes de esas asambleas fueron "elegidos" en la primera etapa del proceso, en la cual, es bueno recordar, no se permitió la postulación de candidatos opositores.

Después de varios días de exhibición de las biografías (la forma más generalizada de propaganda electoral en Cuba, unida solamente a las visitas colectivas a algunos centros laborales), los electores no muestran especial interés por leerlas e informarse para ejercer el voto.

En una farmacia de Mayarí, Holguín, abarrotada de gente en cola, en un chequeo que duró una hora se pudo constatar que de 54 personas solo tres se acercaron al mural de propaganda para conocer a los candidatos (5,5%). En la bodega La Tabacalera, ubicada en un barrio suburbano, en la misma tarde en que se colocó la propaganda, de 24 personas que visitaron la tienda, ninguna se acercó al mural.

En una encuesta informal a 100 personas, ninguna supo decir el nombre de alguno de los candidatos, ni para diputados ni para delegados provinciales. Solo 11 afirmaron haber leído las biografías, pero no pudieron recordar nombres.

"Primera vez que los veo", afirmó la mayoría.

"Nosotros los cubanos votamos por inercia. A veces ni conoces a alguno de los candidatos, como ahora. No son caras conocidas, aunque dice ese papel que son de Mayarí. Deberían hablar con el pueblo, barrio por barrio, para escucharlos al menos. Eso creo yo", expresó un elector del barrio de Guayabo.

El municipio se divide en dos distritos electorales y por cada uno de ellos se promueven dos candidatos a diputados. Pero la solicitud de las autoridades electorales y políticas, que tienen idénticos intereses, es el voto unitario, "por todos". El Gobierno lo presenta como un símbolo, como si con se estuviese votando por la Revolución misma, por la unidad y por el partido único.

En este tipo de "proceso eleccionario" está en debate inclusive su esencia misma, si en realidad es una "elección" o un "referendo aprobatorio". El hecho de que sean 605 candidatos para ocupar 605 escaños lo dice todo. Además ninguno gana o pierde, todos pertenecen al mismo partido político y en la práctica no hay posibilidades reales de que alguno quede fuera, como de hecho jamás ha sucedido.

Las leyes cubanas no contemplan el voto obligatorio, considerándolo un derecho de voluntario ejercicio. Pero en la práctica los mecanismos de control social, más el poder que ejerce el Gobierno-Estado sobre las personas por ser el principal empleador, lo convierten en una cuestión de supervivencia. La gente evita marcarse como "desafecto", pues afectaría potencialmente su imagen y la de su familia a la hora de conseguir o conservar algunos empleos o estar en la "lista negra".

Las empresas civiles de sectores estratégicos, así como las militares y del Ministerio del Interior (MININT), piden una investigación a la Seguridad del Estado para sus contratos de empleo. No votar puede ser un problema insalvable. Cabe destacar que estos sectores abarcan más del 70% de la economía nacional y pagan los mejores salarios. Se habilitan además suficientes mesas electorales para que en media jornada electoral todos puedan haber votado, y ante cualquier inconveniente te llevan la boleta hasta la casa. No hay justificación para no hacerlo sin enfrentar al sistema abiertamente.

Por todo esto, a pesar del descontento con la crisis económica y social que se viene agudizando en el país, del desinterés de los electores por los candidatos, del impacto nulo del "proceso electoral" en sus vidas y de que la oposición pacífica abogue por la abstención, se espera una participación masiva, como siempre sucede.

No obstante, en este escenario artificial y manipulado cualquier disminución de la concurrencia o la calidad del voto generan una lectura especial, máxime si continúa la tendencia de los últimos comicios, donde la abstención viene ganando un discreto terreno. Muchos analistas y políticos no oficialistas denotan en ello una señal de protesta social y el inicio de una fisura en el dominio del régimen sobre el pueblo.

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