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'Elecciones' 2018

¿Qué hacer ante las fases provincial y nacional?

Una alternativa es rechazar el voto unido que suele promover el Gobierno.

Madrid

En marzo de 2018 se celebrarán las "elecciones" para delegados provinciales y diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular, proceso que debe culminar el 19 de abril con la designación del sustituto de Raúl Castro.

La Asamblea Nacional "elegirá" al Consejo de Estado, su presidente, vicepresidentes y demás miembros, según establece la Ley Electoral vigente.

Si bien Raúl Castro ha prometido dejar la cabeza del Gobierno, a estas alturas, como en cada proceso, los cubanos no se preguntan quién debería presidir el país, por quién les gustaría votar, sino "a quién pondrán ellos", aludiendo a la pequeña élite en el poder.

Cubanas y cubanos solo acudirán a las urnas el 11 de marzo para votar por los delegados y diputados a las asambleas provinciales y la nacional, respectivamente, a quienes tampoco habrán podido proponer.

Como se explica en el capítulo correspondiente al Sistema Electoral del Anuario Estadístico de Cuba, elaborado por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información, "las proposiciones de precandidatos a delegados y diputados son elaboradas y presentadas para su consideración, a las Asambleas Municipales del Poder Popular, por las Comisiones de Candidatura. Previamente a este proceso, las organizaciones políticas y de masas [todas bajo control del régimen] envían a las Comisiones de Candidatura sus propuestas de precandidatos".

La fase en la que el pueblo podía nominar directamente a sus representantes pasó. La lógica de la legislación elaborada por el Gobierno a su medida es que, si las Asambleas Municipales son las que aprueban las listas de precandidatos presentadas por las Comisiones de Candidatura, y estas Asambleas fueron constituidas por los representantes que las comunidades nominaron directamente y luego eligieron, a los precandidatos provinciales y nacionales también los aprueba el pueblo.

¿Es así? Si los agentes de la Seguridad del Estado —detenciones, amenazas y coacción mediante— impidieron la nominación de candidatos independientes, ¿puede afirmarse que el pueblo realmente eligió? Si el pueblo vota basado en una biografía oficialmente "autorizada" y una foto, sin saber cómo exactamente representará y defenderá sus intereses el candidato electo, ¿podemos asegurar que esos precandidatos serían los aprobados por el pueblo?

La "buena noticia" es que en esta fase no debe esperarse represión por parte de la Seguridad del Estado. No hay candidatos incómodos que reprimir. Las Comisiones de Candidatura, cuyos integrantes (representantes de organizaciones oficialistas) son personas afines al Gobierno y al Partido Comunista, al elaborar las listas de precandidatos se encargan de que estos sean también personas que sigan la línea del régimen. No hay espacio para voces disidentes u opositoras, aún si estas hubiesen logrado llegar a las Asambleas Municipales, de las que puede salir hasta (y solo hasta) el 50% de los precandidatos a delegados y diputados.

O sea, solo la mitad de los candidatos provinciales y nacionales por quienes votará el pueblo serán personas que los electores "eligieron" directamente para representarlos. Ese 50% pudo ser una lejana posibilidad para que algún candidato independiente llegara a ser delegado a las asambleas provinciales o diputado a la Nacional. La Seguridad del Estado se ocupó de eliminar esa remota amenaza.

Es tan evidente la falta de competencia y el hecho de que en estas "elecciones generales" no se elige y menos aún se cambia nada, que el Gobierno, a través de sus medios de comunicación, promueve el "voto unido"; en otras palabras, la elección de todos los candidatos nominados. Recordemos aquella propaganda televisiva de los 90, cuando se transmitía la telenovela brasileña Vale todo: "Valen todos, voten por ellos".

¿En este escenario, pueden los electores hacer algo más que refrendar a los candidatos del Gobierno? A primera vista, la respuesta parece simple: no votar; pero ¿existen otras formas de ejercer los derechos como electores?

Al "voto unido" el Gobierno suele presentar una lista con igual número de candidatos que escaños a ocupar. Para resultar electos, los nominados a delegados y diputados necesitan conseguir la mitad más uno de los votos, por lo que la manera de contrarrestar el "valen todos" puede ser votar solo por uno o por algunos de los propuestos.

En esta etapa, los cubanos tendrán también que basar su voto en una foto y una biografía revisada por el Partido Comunista, puesto que en Cuba no existen las campañas electorales. Sin embargo, la ley prevé que los candidatos a delegados y a diputados se reúnan con los electores, para dialogar y examinar todos los temas de interés de la población y la nación, según se explica también en el Anuario Estadístico citado anteriormente.

Por tanto, resulta totalmente lícito intentar informarse sobre la posición de cada candidato sobre cuestiones puntuales para decidir votar o no por él. Sobre todo si tenemos en cuenta, en el caso de los diputados, que integrarán el único órgano con potestad constituyente y legislativa de la República de Cuba, según el Artículo 70 de la Constitución.

Se les podría preguntar, por ejemplo, ¿cuál es su posición sobre el matrimonio homosexual y cómo votará al respecto si el tema es presentado nuevamente a la Asamblea Nacional por la diputada Mariela Castro Espín? O ¿por quién votará para integrar el Consejo de Estado?".

Si es usted un elector que pertenece al sector privado, y es quizás dueño de un negocio, o aspira a serlo, ¿no le interesa conocer la posición de los candidatos sobre las perspectivas futuras para este sector? ¿Representa lo mismo para usted alguien que ve en el sector privado un mal necesario al que deben ponerse más restricciones para impedir cualquier posibilidad de enriquecimiento, que alguien que ve en este sector un motor para el desarrollo económico del país?

¿Es en el pasado y los supuestos méritos que debemos basarnos para votar, o en la forma en que nuestros intereses serán representados por quienes integren las asambleas provinciales y la nacional? ¿No es justo para los electores tratar de obtener la mayor cantidad posible de información al respecto de boca de los propios candidatos, lo que además es permitido por la ley?

Si nuestro voto es un voto informado y se basa en la forma en que los candidatos prevén actuar, ¿será posible votar por todos? Aunque todos valgan, según aquella propaganda oficial, y aunque todos posean lo que el Gobierno suele clasificar como "méritos", e incluso reúnan múltiples cualidades personales, ¿podrán todos representar nuestros intereses?

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