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Vivienda

'De noche temo por la vida de mis hijos, dicen que los derrumbes ocurren a esas horas'

Seis familias con varios niños viven en un edificio inhabitable, con miedo a morir aplastados, mientras el Gobierno repara una instalación colindante.

La Habana

Los miembros de seis familias viven bajo la angustia de morir aplastados. El antiguo edificio donde residen fue catalogado por Vivienda como de "estática milagrosa".

Por su estado exterior, muchos piensan que en el inmueble no vive nadie. Situado en el número 308 de la calle Neptuno, entre Águila y Galiano, fue declarado inhabitable y ha sufrido tres derrumbes parciales entre 2007 y 2017. Sus moradores no entienden cómo las mismas autoridades que no se preocupan por ellos sí tienen presupuesto para reparar la Casa de la Música, ubicada justo al lado.

"Hace un año fuimos a la Asamblea Nacional y no quisieron atendernos", asegura Grisel Reyes, una de las vecinas, madre de dos niños. "Luego entregamos una carta al Gobierno provincial y tampoco nos respondieron".

"En el Gobierno municipal, Cristina, la secretaria, y Olga, la de Construcción, nos dijeron que no había solución para nosotros, que ellos no podían hacer nada", enfatiza Grisel.

Entrar al edificio 308 requiere valor. Las escaleras están completamente rajadas y cuarteadas, la humedad ha invadido las paredes, las tuberías de desagües están podridas. El techo del edificio está pandeado y caen trocitos de piedra y arena.

Tras un oscuro pasillo de más de 30 metros, con paredes impregnadas de una bacteria producto de la humedad continua, residen también ocho menores de edad.

"Esta bacteria afecta gravemente las vías respiratorias y ataca más a niños y ancianos", comenta bajo condición de anonimato una neumóloga que visita a un paciente en el inmueble.

"En las noches es cuando más temo por la vida de mis hijos", dice Grisel. "Es cuando cae más arenilla del techo. Todos dicen que los derrumbes siempre son de noche".

Luego de uno de los derrumbes parciales, ocurrido el 21 de julio de 2010, cuando cayó un pedazo de techo, las autoridades sacaron a varias familias y apuntalaron todo el inmueble. Para las seis familias que quedan, solo existen dictámenes técnicos, no soluciones.

"En el derrumbe de 2010 sacaron a más de la mitad de las familias. Hace dos años sacaron a otra familia. Pero los que quedamos aquí tenemos que esperar a que haya un muerto como ocurrió hace poco también en Neptuno", se queja un residente.

"Unas arquitectas vinieron hace dos meses porque estaban realizando un levantamiento en el área y catalogaron el edificio como un caso de urgencia, con rajaduras de 45 grados, las más críticas según ellas. Su dictamen nos puso peor", comenta Dailys Padrón Pérez, de 37 años, madre de tres menores.

Según los vecinos, hace unos días se le cayó un pedazo de techo a Filiberto, un teniente coronel retirado que vive en el primer piso. El hombre, de 70 años, está ciego y solo.

Cada dos meses los habitantes tienen que gestionar por sí mismos un camión de Acueducto para destupir las tuberías de aguas albañales, porque ya las instalaciones sanitarias no funcionan.

Durante el huracán Irma, la evacuación también corrió por su cuenta.

"Cuando el ciclón todos salimos de aquí por temor a que se derrumbara. Nos albergamos nosotros mismos por miedo", cuenta Dailys.

Mientras tanto, la vecina Casa de la Música está bajo reparación desde hace un año.

"Queremos terminar antes de que acabe 2017", dice uno de los constructores. "La inversión ha sido grande. Revestimos todo el techo, las paredes y el piso. La estamos dejando nueva".

La magnitud de la obra no hace más que reforzar la incomodidad de los habitantes del 308.

"Hay materiales para arreglar la Casa de la Música", se queja Pupo, otro de los vecinos. "Y a nosotros, que nos caiga el techo en la cabeza".

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