Back to top
Sociedad

El Cobre, fuera de la revitalización constructiva del plan 'Santiago Arde de Patriotismo'

El poblado donde se encuentra el santuario de la patrona Cuba carece de ofertas para los turistas y de puestos de trabajo para sus habitantes.

Santiago de Cuba

La Basílica Santuario Nacional de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre es uno de los lugares con mayor presencia turística en Santiago de Cuba; sin embargo, en sus alrededores no hay servicios que motiven la estancia más allá del peregrinaje, a pesar de los atractivos paisajes y la historia.

Dos cosas impresionan a la llegada: la extrema limpieza y la gran cantidad de vendedores hombres que avasallan a los peregrinos.

El Cobre, donde se encuentra el santuario, fue un pueblo minero, y esa era la fuente principal de empleo de sus habitantes. Tras cerrarse esa opción hay pocas salidas más allá de las que brindan Salud Pública y Educación. Algunos deben irse a Santiago para conseguir trabajo. Vivir de la agricultura no es muy provechoso por estas tierras. Los conucos son usados prácticamente para el autoconsumo. Es por eso que "vivir de la virgen" es el empleo por excelencia, ya sea legalmente, con algún puesto de venta de imágenes de madera, o ilegalmente, vendiendo flores, piedrecitas de cobre o velas.

Aunque en la cabecera provincial se realizan vistosas transformaciones constructivas como parte del programa "Santiago Arde de Patriotismo", El Cobre sigue a la espera. Las principales mejoras del plan se concentran en la cabecera provincial, donde se encuentra la tumba de Fidel Castro, que el Gobierno ha convertido en atractivo turístico.

El diario oficial Granma publicó en junio que en El Cobre se realizaban 20 acciones constructivas, pero la única edificación restaurada hasta ahora es la nueva sede de la Steel Band, en el parque central Agustín Cebreco, también conocido como "del banco".

Frente a esta, una solitaria cafetería estatal oferta rones y cigarros, mientras los visitantes acuden a los servicios de los variados locales de cuentapropistas para tomar algún refrigerio.

"Se están haciendo algunas obras para conmemorar la toma de El Cobre, el 17 de diciembre. Para esa fecha se espera inaugurar la primera cremería del poblado", explica un vecino. "Además, la empresa Palmares ha tomado la mitad del Círculo Social para construir un nuevo restaurante".

Al lado de la basílica se encuentra la hospedería, con servicios de cafetería y restaurante que no dan abasto; los peregrinos deben hacer cola para almorzar. Un vendedor de piedrecitas le responde a un turista que indaga sobre la posibilidad de otro espacio gastronómico: "Aquí no hay nada nuevo, todo sigue igual. Más bien el único restaurante es el del círculo social y ya casi es una fonda. El mejor restaurante es este de la iglesia. Aquí si hay calidad. Si quieres algo mejor que eso, tienes que irte para Santiago".

La otra atracción del pueblo es la escultura del cimarrón, ignorada por los peregrinos y visitada solo por conocedores. Su emplazamiento, en la cúspide de la "loma del chivo", la convierte en un excelente mirador desde donde se aprecian todo el pueblo, las minas a cielo abierto y el lago azul (color adquirido de los desechos minerales).

El monumento, erigido en conmemoración del centenario de la abolición de la esclavitud y que forma parte de la ruta del esclavo, está prácticamente abandonado. La carretera de tierra que da acceso al lugar está llena de baches y corrientes de agua que erosionan el camino, impidiendo el tráfico vehicular. Se añade la descolorida señalización del punto de acceso, casi ininteligible por el desgaste de años de sol y lluvia.

De las lámparas que rodeaban la base de la escultura y le proporcionaban una aureola mística en las noches, solo quedan los soportes. Quizás por ello se hizo prescindible el puesto del custodio, que también funcionaba como guía. Los oxidados metales que componen la nganga, parte inferior de la figura, no son al parecer atractivos para los ladrones.

Es obvio que urge mejorar la infraestructura de servicios de El Cobre. Ello propiciaría empleo para sus habitantes y beneficios para los turistas. Mientras, el poblado sigue atascado en sus carencias. Bien lo dijo el indigente Leonardo Peluquín cuando la Policía lo intentaba desalojar de las inmediaciones del templo por mendigar: "Yo no robo ni le hago mal a nadie. Pido para comer. Lo que quieren es hacer ver que aquí no hay problemas".

Archivado en

Sin comentarios

Necesita crear una cuenta de usuario o iniciar sesión para comentar.