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Opinión

¿Quién ganó las 'elecciones'?

En las Asambleas de Nominación de candidatos a delegados del Poder Popular, el régimen y el Partido Comunista cometieron delitos flagrantes previstos y sancionados por sus propias leyes.

La Habana

Concluyeron las llamadas "elecciones" de nominación de candidatos a delegados del Poder Popular. ¿Quién ganó? Por supuesto que el Gobierno, el Partido Comunista, los intolerantes de siempre, los oportunistas llenos de odios y ambiciones personales. Perdió el pueblo, perdió Cuba y aunque muchos no lo crean, perdió la Revolución que algunos dicen defender.

Se perdió una oportunidad única de comenzar un verdadero proceso de transición desde adentro, entre cubanos; ganó el miedo a los cambios, a las opiniones diferentes, al debate público de las ideas; se impuso el discurso retrógrado de Diaz Canel y comparsa; la exhumación de los restos de la Revolución de Octubre sirvió de escenario de fondo a esta barbaridad.

Amenazas a los candidatos independientes, fueran opositores o no, campañas descalificatorias, mítines de repudio aún sin estar presentes los homenajeados, acusaciones por delitos inexistentes, advertencias a los vecinos de que no fueran a votar por el diferente porque casi sería lo mismo que votar por Donald Trump y otras burradas por el estilo.

Que el sistema estalinista impuesto en nuestro país haya sido un fracaso total en todos los países en los que se ensayó, parece no importarles a los secuestradores de la soberanía popular. Ahí aparecen ellos en cualquier tribuna nacional o internacional clamando por solidaridad cuando lo que en realidad necesitan los cubanos es libertad.

El exhibir como un triunfo el haber violado la Constitución de la República, la Ley Electoral y su Reglamento, todos hechos a la medida de los deseos de los gobernantes, es cínico; el Gobierno cubano y su Partido Comunista cometieron delitos flagrantes previstos y sancionados por sus propias leyes, al impedir la participación de candidatos independientes. El primero de esos delitos fue el de discriminar a ciudadanos impidiéndoles el legítimo ejercicio de sus derechos electorales, solo por pensar diferente.

Caiga la vergüenza sobre las autoridades y sobre todos y cada uno de los implicados en esta acción ignominiosa violatoria de las leyes de la nación. Los futuros delegados y diputados del Poder Popular son conscientes de que sus asientos no fueron ganados en buena lid, porque en realidad no tuvieron forma de medirse por el voto popular.

Vendrán otras formas de lucha pacífica, el pueblo alcanzará la libertad porque se merece ser libre no solo de gobiernos extranjeros, sino de los sátrapas del patio, la oligarquía vestida de defensora de los pobres, cuando en verdad acrecienta la pobreza.

Estuvo bien este intento, con errores y deficiencias, con un poco de caudillismo por un lado y detractores por el otro, pero quedó claro que nos falta preparación política, conciencia ciudadana y grandes dosis de tolerancia hacia los que piensan diferente. Otra época ha dado inicio y coincide con el desgaste del sistema y la generación que le dio origen. Cuba requiere de nuevos líderes preparados política y culturalmente, honestos y valerosos para abrirnos a la senda del desarrollo y la libertad.

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