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Sucesos

Un cubano se reencuentra 30 años después con su hija polaca

Un amor, el cáncer, desencuentros, correspondencia interrumpida y Checoslovaquia se entremezclan en la historia de Abelino Corrales.

Santiago de Cuba

El cubano Abelino Corrales acaba de reunirse este miércoles con su hija polaca, Karolina, después de 30 años sin verla, informa The Star.

Corrales conoció al amor de su vida, una mujer polaca llamada Danuta Tarnawa, en una fábrica textil en la antigua Checoslovaquia en 1985, mientras estaba allí con un contrato de trabajo de cuatro años.

Un año después, Tarnawa dio a luz a su hija Karolina. Cuando la niña tenía solo dos años, Corrales, mecánico de profesión, se vio obligado a regresar a Cuba porque su contrato gubernamental se había terminado.

Corrales regresó a Cuba y Tarnawa llevó a Karolina de vuelta a Polonia, donde recibió una fría recepción de parte de su familia, que no aprobó un hijo fuera del matrimonio.

"Aún así, la pareja permaneció profundamente enamorada y se comunicó a través de cartas secretas transmitidas por un amigo. Pero después de 14 años de comunicación, las cartas a Corrales se detuvieron abruptamente", señala The Star.

Durante esos años, Corrales intentó contactar y buscar a su hija pero no pudo conseguirlo.

Gracias a un turista canadiense de origen polaco, Andrzej Rozbicki, que visitó Santiago de Cuba en noviembre de 2016, Corrales acaba de reencontrarse con su hija.

Orlando Corrales, hermano de Abelino, que trabaja como camarero, fue quien le contó la historia de la pérdida de su hermano de su amor e hija.

"Orlando me contó que su hermano, que ahora tiene 56 años, nunca se casó. Durante más de 30 años, estuvo buscando a través de la embajada, de la Cruz Roja, de todo lo que podía. Que todavía se despertaba por la noche solo pensando que en algún lugar del mundo, tiene una hija", contó Rozbicki, director de orquesta y profesor de música jubilado de Toronto.

Rozbicki usó sus lazos con la comunidad polaca y durante aproximadamente seis semanas dedicó unas cinco horas al día a bucar a la hija de Abelino Corrales.

Una nota manuscrita de Corrales, que contenía información escasa y parcialmente incorrecta, era todo lo que tenía el canadiense para hacer su búsqueda de dos mujeres entre 38 millones de habitantes.

Sabía que Danuta Tarnawa vivía en un pueblo llamado Poremba. Pero hay unas 30 aldeas llamadas Poremba en Polonia, y Rozbicki tardó horas interminables en Street View de los mapas de Google para encontrar el número de casa correcto.

Rozbicki luego rastreó al sacerdote local, quien lo ayudó con la búsqueda porque casualmente lo conocía de un concierto y fue quien finalmente le encontró el número de teléfono de la tía de Karolina, la hermana de su madre.

El canadiense llamó a Karolina por teléfono y la joven se mostró sosprendida: "Estaba convencida de que tenía familia en Cuba, de que mi padre había seguido con su vida y que se había olvidado de mí".

"Estaba completamente convencida de que (mi padre) ya no me busca más, que la historia había terminado, que volvió a Cuba", contó Karolina, de 32 años, a través de traductores en una reunión en el Consulado General de Polonia esta semana.

Danuta Tarnawa murió de cáncer cuando su hija Karolina tenía alrededor de 16 años. Ella estaba ansiosa por volver a conectarse con él. Rozbicki facilitó el viaje de Karolina a Toronto, la primera vez que cruzó el Atlántico, antes de su viaje a Cuba este miércoles.

Karolina fue quien contó a su padre cubano que su madre Danuta Tarnawa había muerto de cáncer 14 años después de la separación, razón por la cual las cartas se detuvieron. Como Corrales, la polaca nunca se casó.

Aunque toda su aldea sabía que su padre era cubano, Karolina dijo que su madre nunca habló de Corrales porque era un tabú: no había habido bendición de la iglesia ni matrimonio oficial, y la juventud de Karolina fue difícil después de la muerte de su madre.

"Se ocupó de la escuela y no tuvo apoyo de la familia de su madre", dijo.

Este miércoles, Karolina, junto con Rozbicki y su esposa, viajaron a Cuba para reunirse con su padre perdido hace mucho tiempo.

"Estoy aprendiendo a tener un padre, y es una sensación hermosa", concluyó Karolina.

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