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Huracán Irma

'Una pared derrumbada, no un balcón, causó la muerte de las dos mujeres en Galiano'

'La gente de por aquí se tiró para la calle, a ayudar, a sacar a los heridos, la cosa se puso fea', relatan vecinos testigos del suceso.

La Habana

Una pared de más de 20 metros derrumbada fue lo que provocó la muerte de dos jóvenes mujeres el sábado 9 de septiembre en la Calle Galiano, entre Zanja y San José, y no un balcón caído sobre el ómnibus en que viajaban, como dijo el Gobierno al anunciar las diez muertes provocadas por el huracán Irma en la Isla, declararon a OnCuba vecinos del lugar y algunos testigos del suceso.

María del Carmen Arregoitía Cardona (residente en el municipio Bauta, Artemisa) y Yolendis Castillo Martínez (del reparto Veguita de Galo, en Santiago de Cuba), ambas de 27 años, eran trabajadoras de la salud y colaboraban con la movilización de las personas en medio del huracán.

"(…) Esto aquí el sábado se puso feo. Primero se cayó un pedazo de la pared lateral en el techo del edificio de al lado y fuimos a avisar a la Policía para que cerraran la calle, porque la pared de adelante estaba en el aire y podía caer en la calle. Vinieron, pero no cerraron nada. Y ya como a las 10:00 y pico pasó lo de la guagua", dijo un vecino, de unos treinta años, que no se identificó.

"La gente de por aquí se tiró para la calle, a ayudar, a sacar a los heridos. Hasta hubo uno que le tiró un piñazo a un policía que estaba tratando de que la gente no se acercara. Ya les digo, la cosa se puso fea", recordó.

Hizo referencia al caos que se pudo apreciar en un vídeo filtrado sobre este hecho en el que murieron las dos mujeres. Las imágenes muestran la indignación entre las personas reunidas alrededor del vehículo aplastado.

"Lo que se cayó no fue ningún balcón como dijeron por el televisor, fue una pared de más de 20 metros. No sé por qué no dicen la verdad", cuestionó otro vecino.

Ángel Méndez, de 69 años y con muletas, explicó al medio digital independiente que hacía "como 20 años que esa ruina estaba reportada".

"Unos años atrás le quitaron el techo, pero dejaron las paredes, y hace dos meses se cayó un pedazo lateral y mi hijo fue a Demoliciones a reportarlo. Pero nada. Si no las quitaban, tarde o temprano se iban a caer".

Tras el derrumbe, la mayor parte de los escombros cayeron en la calle y enseguida los recogieron, señalaron otros vecinos.

Osvaldo Fraga, que vive con su familia a unos pasos de Méndez, confirmó que la noche del sábado 9 de septiembre, cuando el derrumbe mayor, un pedazo de la pared lateral cayó sobre el techo de su barbacoa y partió una de las vigas.

"Entonces vinieron los bomberos y los evacuaron, pero cuando regresaron el domingo en la mañana ya el grueso de los escombros no estaba en la calle", agregó.

Desde entonces y hasta el jueves siguiente, Fraga no había dejado su casa.

"Me la estoy jugando al pega’o —dijo—. Porque mientras haya escombros en el techo esto es un peligro y si llueve cogen más peso con la humedad. Pero no pienso salir hasta que no haya una solución".

Fraga, quien es subdirector de la Escuela Taller de La Habana Vieja, aseguró que al menos hasta el momento de la entrevista no había recibido ninguna visita "oficial".

"Solo los trabajadores de Demolición, que van a apuntalar los techos de los vecinos afectados. Ya trajeron las vigas y las herramientas, así que al menos tendremos esa solución temporal. Falta ver cuándo podremos tener la definitiva", añadió.

El drama de enfrente

Justo frente al lugar del derrumbe, Ramona Sánchez manifestó a OnCuba que a sus más de 70 años, una de las peores cosas que ha visto fue el accidente del sábado.

"Vi, y no quisiera haber visto nada", aclaró.

"Fue como a las diez y media de la noche. Ya habían quitado la luz. Yo estaba parada en la puerta, asustada, y mi hijo me decía que no saliera, que era un ciclón de mucha intensidad. Tenía miedo porque pensaba, 'si esas paredes se caen, van a parar aquí y nos tumbarán el balcón', ese era mi miedo. En eso hubo un estampido, traqueó una cosa tan grande y vi la pared que venía para acá, y los gritos en la calle. Quise salir pero mi hijo no me dejó", contó.

"Abajo la gente gritaba, un vecino de allá atrás que padece de los nervios salió a la calle descalzo gritando 'vámonos de aquí'. Todo el mundo estaba muy alterado. Me contaron que a las dos mujeres las sacaron los vecinos y el chofer salió solo, por una ventanilla, caminando y hablando, y pidió agua. Eso no lo vi, pero sí vi la guagua, del lado de acá, del centro para alante llena de escombros, destruida. Todo fue muy terrible", lamentó.

Igual que Méndez y Fraga, opinó que "esas paredes debían haberse demolido hace tiempo".

Según coincidieron los vecinos, el lugar era una fábrica de tabaco que se deterioró y "no hubo quién la arreglara". Cuando quitaron el techo, pero dejaron las paredes "todo el mundo dijo lo mismo: eso es un peligro. Así estuvo años sin caerse. Pero hasta un día…"

En una barbería en el barrio, Frank y José hablaban del asunto. Estaban en el edificio de enfrente, cuando los bloques de fachada aplastaron la parte delantera del ómnibus.

"La guagua venía en sentido contrario, recogiendo gente porque por aquí hay muchas casas en mal estado. Entonces la pared se fue abajo completa y la parte del medio le cayó arriba a la guagua. Todo el mundo bajó corriendo. Se pudo sacar a la gente pero el destrozo era muy grande", relató Frank.

"Les voy a dar la exclusiva (dijo José a los periodistas de OnCuba quienes copió las fotos que hizo esa noche con su celular). Para que nadie les haga un cuento. Mírenlas a ver si eso metía miedo o no".

El de Calle Galiano, entre Zanja y San José , fue uno de los más de 180 derrumbes reportados en La Habana tras el paso del huracán Irma, y tuvo el triste costo de al menos dos vidas.

Muy cerca, en la esquina de Galiano y San José, otro edificio sin techo lanza una advertencia que no debería ser desoída. La temporada ciclónica aún no termina y en este u otro sitio semejante —o peor— de la capital cubana podría caer el próximo golpe de la fatalidad, alertaron los reporteros del medio digital.

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