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Huracán Irma

Irma como negocio

Aunque muchos se han ayudado entre sí, otros han sacado provecho. El Gobierno ha dado ejemplo, al vender comida elaborada y hasta agua embotellada.

La Habana

Además de pérdidas humanas, miles de damnificados por derrumbes o penetraciones del mar, y severos daños a la infraestructura habanera, Irma ha generado también negocios ocasionales. Aunque en muchos barrios los damnificados se han ayudado entre ellos, algunas personas han encontrado la forma de sacar provecho al huracán.

"En el policlínico de Mantilla se armó tremenda piñacera entre la gente que quería cargar los celulares y hasta la Policía tuvo que intervenir", cuenta Alina Vázquez, vecina del Reparto Eléctrico. "Imagínate, la corriente se fue el sábado al mediodía y el domingo todo el mundo andaba incomunicado y desesperado. Para colmo, la planta de la telefonía fija se averió y tampoco funcionaban los teléfonos fijos".

Cirito, otro vecino de la zona, tiene una pequeña planta eléctrica y aprovechó la ocasión.

"Como dice el refrán: 'si la vida te da limones, haz limonada'. Empecé a cobrar un CUC por el servicio de cargar cada celular, tablet o laptop. Desde la tarde del domingo hasta el martes por la noche, que pusieron la corriente, hice unos 200CUC", dijo.

Los policlínicos, hospitales y hoteles están entre las instalaciones que disponen de planta eléctrica para casos de emergencia. Pero en los hoteles los interesados tendrían que consumir para acceder a cualquier servicio.

Médicos y enfermeras también aprovecharon la coyuntura para ganarse unos CUC extra.

"Vimos que la gente venía con aparentes dolencias y que aprovechaban para cargar sus celulares mientras esperaban ser atendidos. Decidimos entonces cobrar un CUC y cuando se corrió la bola el cuerpo de guardia se puso a tope", relató un médico en un policlínico en Nuevo Vedado donde aún no se había restablecido la energía eléctrica.

"Eran tantos adultos en el cuerpo de guardia que tuvimos miedo de que el director se diera cuenta, así que designamos a una de las enfermeras para que entrara los teléfonos y laptop en una mochila mientras la gente esperaba fuera", dijo una doctora de un hospital pediátrico en la localidad del Cerro que pidió mantenerse en el anonimato.

"Así es la vida del cubano, aprovechando cualquier oportunidad por mala que sea y sobrevivir el día a día", añadió.

El Chupao, como le dicen sus vecinos, vive en un edificio de 12 plantas en el Consejo Popular Plaza. Cuando se vacían los depósitos de agua, los residentes tienen que bajar a la cisterna en la primera planta para abastecerse.

"No es fácil para los que viven del piso cinco y hasta el 12, cargar cubos de agua. Así que yo y mi compadre decidimos cobrar diez pesos (cubanos) por cada cubo. Trabajamos seis horas cada día, porque no hay cuerpo que aguante más allá de eso, pero ganamos dinero".

En la misma barriada, Joseíto Núñez y Daniel Armanza que también viven en un 12 plantas, establecieron el mismo negocio y cobraron ocho pesos por cubo. "Instalamos una rondana en el sexto piso y era menos el esfuerzo por las escaleras".

"Para nosotros no es inescrupuloso ni dañino cobrar por este servicio, porque mucha gente no puede llenar a cubos un tanque si vive más arriba del quinto piso. El daño quien lo hizo fue Irma".

El Gobierno tal vez ha pensado lo mismo al vender a los damnificados comida elaborada e incluso el agua embotellada, según informó en su cuenta en Twitter Yoani Sánchez.

Ramona Hortensia, vecina de una zona del Cerro que sí tiene servicio eléctrico, tiene preparado dos freezer para cobrar por guardar alimentos.

"No tengo un precio establecido porque es en dependencia de la cantidad de alimentos que quieras congelar. No me aprovecho de la circunstancia porque en definitiva es peor que se te eche a perder la comida. Eso sí, el servicio no es para enfriar cervezas, es solo comida".

Sacándole el jugo a la crisis

Además de las personas que cobran por pequeños "servicios" los vendedores ilegales también le están sacando el jugo a la crisis.

Un día antes de que Irma llegara a La Habana no habían velas, ni lámparas recargables en las tiendas de divisas. En la bolsa negra, las velas se dispararon de cinco a 15 y 20 pesos (moneda nacional) y la libra de pan duplicó su precio.

"El cubano siempre se aprovecha de todo, no hay conciencia en la gente y la necesidad como siempre se convierte en nuestro peor enemigo", comento Luis Arnaldo, de 45 años.

Horas después de pasada la tormenta, taxis privados de la capital cobraron 30 pesos por viajes que normalmente cuestan 15 pesos.

Los huevos, una de las proteínas más buscadas en tiempos de afectaciones al fluido eléctrico, prácticamente desaparecieron.

"Yo conseguí un cartón de huevos en cinco CUC. Tuve que pagarlo porque todo se me ha echado a perder", dijo Yamila, madre de dos niños.

Venta regulada de velas… mal augurio

Este lunes varias tiendas estatales de La Habana Vieja comenzaron a vender a la población velas y frazadas de piso.

"Para adquirir una frazada de piso y cuatro velas tenías que mostrar el Carné de Identidad que las dependientas anotaban en una hoja", informó Madelyn Reygada.

"Decían que para evitar a los revendedores. Para mí es un mal augurio la venta regulada de velas teniendo en cuenta que las noticias dicen que el daño a la infraestructura eléctrica en Matanzas es considerable".

Trabajadores de pequeñas tiendas en divisas de las barriadas, que pidieron no ser identificados, informaron que tienen la orientación de restringir la venta de bebidas alcohólicas.

"Para evitar que se diga que hay una prohibición, se orientó exhibir en los estantes solamente rones y vinos de precios altos. Y, como las cervezas están calientes, nadie las compra mucho", dijo un trabajador.

"Las tiendas están desabastecidas de todo y nos avisaron que será así por bastante tiempo, así que esta restricción puede ser una bomba de tiempo porque hay muchos lugares que todavía siguen sin corriente y la gente anda muy tensa", concluyó otro trabajador.

*El periodista Manuel Guerra Pérez colaboró en este reporte.

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