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Sociedad

Exconvicto holguinero pasa siete meses sin libreta de racionamiento por culpa de la burocracia

Todo cambia cuando las autoridades se enteran de que la prensa independiente está cubriendo su historia.

Holguín

Victoria Segura parecía muy ofuscada y tenía sus razones: "Nadie quiere que un hijo caiga preso por cometer un delito, pero no por eso deja de ser un ser humano como cualquiera. No es justo que pierda sus derechos al salir y menos si se trata de la comida", comentó a DIARIO DE CUBA en julio pasado, mientras buscaba solución para su problema.

Pero ¿de qué derechos se trata? ¿Qué le ha sucedido al hijo de Victoria?

"Al caer preso hay que entregar la libreta (de racionamiento) de la comida hasta el día en que se salga libre. Así me dijeron porque yo misma la entregué por él. Pero al salir de prisión (el 16 de febrero de este año) fuimos a la OFICODA (oficina de la Empresa de Comercio) y nos dijeron que teníamos que presentar no sé cuántos papeles para volver a sacar la libreta", relató la mujer, que vive en el barrio de Guayabo, en Mayarí, Holguín.

Tras seis meses sin poder comprar los alimentos que vende el Gobierno subsidiados a través la Libreta de Abastecimiento, Victoria Segura decidió hacer la denuncia en medios alternativos en internet.

DIARIO DE CUBA se interesó por su caso y, por su personalidad extrovertida, además de la justificada desesperación, Victoria lo comentó con todo el mundo.

En el barrio, como en toda Cuba, hay agentes de la Seguridad del Estado y delatores que vigilan e informan.

Como consecuencia, cuando acompañamos a Victoria en la Oficina de Comercio el pasado 22 de julio, como por arte de magia su problema se resolvió.

La funcionaria que llevaba seis meses exigiéndole propiedad de la casa para devolverle la libreta, la tenía ya lista esperando la firma de su hijo. Ofreció mil disculpas, alegando que fue un mal entendido, pues no debió pedirle aquellos documentos.

Victoria trocó desesperación por ira, pues parecía un chantaje. No entendía que, después de tanto trabajo y meses perdiendo tiempo y la tan necesaria comida, le dijeran que fue un mal entendido. Quería discutir, muy exaltada. A pesar de que el problema ya estaba resuelto, ella parecía no disfrutarlo, pensando en la molestia innecesaria.

Durante meses tuvo que padecer a causa de la desidia de los funcionarios y ahora solo tiene justificaciones en lugar de medidas que eviten y condenen los malos manejos de este tipo.

Los productos que vende el Gobierno a través de la Libreta de Abastecimientos solo alcanzan para 10 días del mes, aproximadamente, pero es lo único que los cubanos pueden comprar a precios que correspondan con los míseros salarios que paga el Estado a los trabajadores.

El resto de lo necesario para pasar el mes debe adquirirse a altos precios en los mercados alternativos, en las tiendas en divisas o en la bolsa negra. La cuota de la libreta representa un alivio para el pueblo en estas condiciones. Por esta causa Maikel Sierra Segura, en libertad condicional, no podía darse el lujo de seguir perdiendo sus alimentos.

Este problema, además de burocrático, desde el punto de vista social es lamentable. Si un individuo que ha tenido anteriormente una conducta delictiva y pagó prisión por ello desea corregir su comportamiento, lo que menos necesita es que le pongan obstáculos para llevar una vida normal, menos por parte del propio Estado.

Hechos como este demuestran el gran valor social del periodismo independiente: con la denuncia veraz, tocando temas de gran sensibilidad ciudadana y llegando hasta donde la censura y la complicidad no permiten acercarse a la prensa oficial.

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