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Opinión

La canción de este verano

Luis Fonsi, Daddy Yankee, Nicolás Maduro, Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Joan Manuel Serrat, Yoko Ono y hasta la boina del Che: 'Des-pa-ci-to'.

Madrid

Advertencia para quienes no hayan visto los últimos capítulos de Games of Thrones o Juego de Tronos: pasen a leer al segundo párrafo que no quiero aguarles la sorpresa. Entrando en el tema de Games of Thrones, me puse a mirar el vídeo de la versión madurista de "Despacito" y, sin importar el asco que me produjera, tuve que verlo hasta el mismísimo final. Porque tenía la sospecha de que, antes de que se terminara aquella canción, saldría alguien de debajo de la cara de Nicolás Maduro igual que salió la asesinita Arya Stark de la cara del viejo crápula de Walder Frey. Me daba igual que  saliera Luis Fonsi o Daddy Yankee, lo crucial es que antes de que terminara la maldita versión quedaran envenenados en el suelo muchos y muchos esbirros. Pero no fue así.

"Despacito" es, sin dudas, la canción de este verano. No solo la versionan a favor de Maduro, sino que ha despertado un profundo disgusto en Pablo Milanés. Lo dijo el cantautor en una entrevista, que esa canción —o el reguetón, no queda claro— era "un atraso extraordinario para la música latina".

Pablo lamentó que hoy en día la música sea un negocio que no tiene nada de iniciativa cultural ni de iniciativa progresista.

Iniciativa cultural y progresista, es decir, créeme cuando te diga... su nombre es Pueblo... hoy mi deber era cantarle a la Patria... será mejor hundirnos en el mar... y todo ese catálogo musical que incluiría, aunque ya fuera de la Nueva Trova, una pieza tan mozartiana como la "Marcha del Pueblo Combatiente".

Pablo Milanés, con todo su talento, anda tan falto de humor que se pone a pelear contra una canción de verano. ¡Es música bailable, cantautor mataorquesta! Su indignación es tanta que, cuando le preguntan por Luis Fonsi, dice que el verdadero Fonsi, el bueno, era aquel que cantaba "Para vivir" y no este "Despacito".

"Para vivir", de la autoría de Pablo Milanés. O sea: hay que ver lo bien que he quedado en este selfie...

Al músico de Bayamo lo entrevistan a propósito de una gira por su disco Flores del futuro —buen nombre para un círculo infantil—, y avisa, no que va a dejar de cantar, sino que va a dejar de hablar de política. ¿Porcuá? Porque se siente solo hablando de política, porque nadie lo acompaña, le hace la media o lo secunda cada vez que él critica las circunstancias cubanas.

"Me cansé de ser el único que tiene el valor para criticar", ha dicho.

Pablo es ahora Rita la Única. Y de este modo sigue en su matraquilla: "Creo que ha llegado el momento de que hablen los otros, no me voy a convertir en el vocero de los que no se atreven".

Cansado ya de hablar por los otros, cansado de trabajar como vocero, le habría venido mejor sentir ese cansancio en aquellos años en que, hablando por todos, cantaba mensajitos como este: "...será mejor hundirnos en el mar/ que antes traicionar la gloria que se ha vivido".

Pablo también gorjeaba por entonces acerca de una estrella que Bolívar lanzaba, junto a Martí brillaba y Fidel la dignificaba, y uno no sabía si aquella canción describía la cadena Ford de producción de bombones "La Estrella" o una jugada beisbolera de alto riesgo. En cualquier caso, él, que ha tenido la decencia de reclamarle al régimen cubano que pida perdón a las víctimas de las UMAP —él fue una de ellas—, no ha tenido todavía la decencia de pedir perdón a todo el pueblo de Cuba por haberle puesto letra y música celebratoria al matadero y pudridero nacional. Así como por haber convencido a tanto latinoamericano de aquella "unidad latinoamericana".

Mientras tanto, en La Habana, su excamarada de campañas políticas Silvio Rodríguez se desvela por una causa lejana. Silvio no ha dicho nada de "Despacito" o no le han preguntado, pero sí que ha opinado sobre el referendo que procuran hacer en Cataluña los independentistas. Él y Yoko Ono y otros han firmado una carta exigiendo el derecho que tienen los catalanes a votar.

Noam Chomsky también la ha firmado.

Aunque el verano arde, es de suponer que Silvio, Noam y Yoko hayan estado escudriñando la Constitución española antes de decidirse a estampar en esa misiva sus rúbricas. Joan Manuel Serrat, por citar a otro cantautor, está en contra de que se celebre el tal referendo, pero Serrat, catalán y todo, sabe menos que Silvio de esas pequeñas cosas...

Las causas que desvelan a Silvio son las más lejanas posibles. Sal de tu CDR, imaginación: el verano es la mejor de las estaciones para tomar partido por los oprimidos de las antípodas. El verano es turismo ideológico: Silvio, Chomsky, el Che...

El Che, sí, señoras y señores. No importa que Clara Entrañable Transparencia no exista ya para el juego de las estaciones. No importa que allá donde se encuentre no haya estaciones. No está él entre nosotros, pero queda su boina. Su boina o las réplicas de su boina. Ahora que —según ha publicado este mismo diario— hay negocitos habaneros de juguetes eróticos, la boina del Che es el último de los juguetes eróticos lanzados por el castrismo.

Son varias boinas y las andan paseando por empresas estatales villaclareñas. Dicen que allí donde recalan surten el instántaneo efecto de aumentar la producción. Y es verdaderamente milagroso que aquello que el propietario de la boina no lograra con su teoría de los estímulos y el trabajo voluntario a la cañona, pueda lograrlo ahora su simple boina. O ni siquiera eso, cualquier copia de su simple boina.

Los que lo han visto dicen que es cuestión de verla aparecer por la puerta de tu centro de trabajo y se te despierta adentro un deseo de irle arriba al marabú que, según afirma la psiquiatría, es indomable. Te da una iniciativa progresista que ya quisieran en sus mocedades Silvio o Pablo...

A la gente de Santa Clara, acostumbrada como está a la adoración del Che, y que hasta ahora había sabido cohabitar tranquilamente con la heroica tumba, han tenido que dosificarle la visión de esas boinas. Porque es verlas y, una de dos, o se tiran al monte a abrir brecha en el marabú sin portar siquiera un machete mellado, o empiezan a dar gritos como posesos pidiendo que acaben de descarrilar el tren blindado que les viene encima.

Y es que, todo sea dicho, por allí donde cruza la boina del Che pasa también el fantasma del tren blindado de Santa Clara.

Pero volviendo a la canción de este verano, agosto está por empezar. En agosto el calor se pondrá en su punto, el juego de los tronos matará a un montón de gente, Pablo Milanés girará por su disco con nombre de círculo infantil, Silvio firmará una carta pública por la independencia esquimal, Maduro se verá obligado a versionar "Para vivir", y yo cuento con que, antes de que llegue septiembre, podamos ver un vídeo donde Mariela Moco Pegao y Aleida Hija de Boina canten a dúo, como Luis Fonsi y Daddy Yankee, la canción de este verano.

"Pasito a pasito, suave suavecito/ nos vamos pegando, poquito a poquito", ¿acaso no es esta, musicalizada, la política del perfeccionamiento raulista del "sin prisa, pero sin pausa"?

¡Arriba, Mariela, arriba, Aleida, ajustándose los sacachispas! ¡¿Qué dice, mi gente?! "Des-pa-ci-to."

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