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Urbanismo

Vandalismo histórico

Han sido muchos los monumentos y estatuas barridos por el régimen. El autor emprende una lista de ellos.

La Habana

Como una práctica malsana, las autoridades cubanas, durante sus años en el ejercicio del poder absoluto, han retirado y destruido placas, bustos, estatuas y monumentos, así como cambiado los nombres de calles, avenidas, parques, empresas, establecimientos comerciales y centros culturales, docentes y de salud pública (en estos dos últimos casos, hasta los de denominaciones religiosas), en un afán desmedido por reescribir la historia nacional a su gusto y conveniencia, en correspondencia con su ideología totalitaria.

Es verdad que antes de 1959, en algunos momentos de la República, también se produjeron sustituciones y cambios, como la eliminación de la estatua de Isabel II en el Parque Central de La Habana, y su sustitución, en 1914, por una de José Martí. Así también pasó con la de Fernando VII, en la Plaza de Armas, sustituida en 1955 por una de Carlos Manuel de Céspedes. En estos casos, se respondía a los deseos de la población.

Igualmente, a la caída del dictador Gerardo Machado, desapareció su busto y toda referencia al mismo, incluida su imagen entre los presidentes de la República, en un bajorrelieve en la puerta principal del Capitolio Nacional. También se produjeron algunos cambios de nombres de calles y avenidas. Sin embargo, nunca alcanzaron la masividad de los cambios ocurridos en los últimos 58 años, la mayoría de los cuales se realizaron sin la anuencia de los ciudadanos.

Entre otros, han sido afectados:

El monumento erigido en 1919 a Tomás Estrada Palma, primer presidente de la República, obra del escultor Nicolini, situado en la Avenida de los Presidentes. Fue retirada su estatua.

El monumento erigido en 1925 a Alfredo Zayas, cuarto presidente de la República, obra del escultor Vanetti, situado en el parque con su nombre, al fondo del entonces Palacio Presidencial. Fue retirada la estatua y transformado el parque en el Memorial Granma.

El monumento erigido en 1925 a las víctimas del Maine, obra del arquitecto Cabarrocas y del escultor Moisés A. de Huerta, situado a la entrada de la calle Línea. Fue retirada y destrozada el águila con las alas listas para emprender vuelo que sustituyera a la de alas extendidas, derribada por el ciclón del año 1926, la cual se encuentra situada en los jardines de la residencia del embajador de EEUU en Cuba. También fueron retirados los bustos de William McKinley, Theodore Roosevelt y Leonard Wood, situados en 1927 en la plaza en torno al monumento.

Las estatuas de Cristóbal Colón y de Bartolomé de las Casas, obras del escultor Sergio López Mesa, situadas en el exterior de la Catedral de La Habana. Fueron retiradas.

La estatua de Carlos III, situada en 1835 según algunos o en 1837 según otros, a la entrada del entonces Paseo Militar, hoy avenida que lleva su nombre en La Habana. Fue retirada de su pedestal y cambiado el nombre de la avenida por el de Salvador Allende.

La estatua dorada del músico austriaco Johann Strauss, donada por la Embajada de Austria, situada en un pequeño parque entre la calle Línea y la Avenida de los Presidentes en La Habana, ha desaparecido.

El busto de Félix Varela situado en el triángulo de las calles Dragones, Zanja y Lealtad, fue sustituido por un pequeño monumento a la ciudad mártir checoslovaca de Lídice.

El busto de Blanquita, Blanca Maruri —primera esposa fallecida de Alfredo Hornedo—, en el vestíbulo del teatro del mismo nombre, situado en Primera y Diez, Miramar, fue retirado y cambiado el nombre del teatro por el de Karl Marx.

El medallón con la efigie de Adolfo Luque, importante figura de la historia del béisbol, en el Panteón de los Peloteros del Cementerio Cristóbal Colón de La Habana, ha desaparecido.

El busto de Julio Antonio Mella, situado en la intersección de las calles interiores de la Manzana de Gómez, en La Habana, el cual fue colocado en sustitución del busto de José Gómez Mena existente allí anteriormente, ha desaparecido en la conversión del inmueble en el actual Hotel Manzana-Kempinski.

El monumento a Theodore Roosevelt, obra del escultor James Earle Fraser, situado en 1924, en Santiago de Cuba, fue retirado.

El monumento a Tomás Estrada Palma, obra del escultor Ugo Luisi, situado en 1920 en la Carretera del Morro, en Santiago de Cuba, fue retirado.

En el Parque Loma San Juan, en Santiago de Cuba, las tarjas de bronce con los nombres de los estadounidenses caídos en los combates de 1898, que se encontraban junto a las de los cubanos, en el pequeño valle al pie de la loma, han sido retiradas y desaparecidas.

En situación de abandono se encuentran el Parque de la Bandera, situado cerca de la antigua Destilería Arrechabala, en Cárdenas, Matanzas, lugar donde el 19 de mayo de 1850 fue izada por primera vez la bandera cubana por el general venezolano Narciso López. También el parque dedicado a Carlos J. Finlay y los cubanos y estadounidenses que vencieron a la fiebre amarilla, en Marianao, Playa. Así como el de Tulipán, con el busto de Sánchez Galarraga, en el Cerro. Y otros muchos, víctimas de la falta de atención y desidia gubernamental y ciudadana.

También es importante señalar la depredación a que han sido sometidos los monumentos, panteones y esculturas religiosas, muchos de ellos de valor artístico, del Cementerio Cristóbal Colón, en la ciudad de La Habana.

Esta absurda revisión y manipulación de la historia de Cuba, deslegitimando a personalidades y eliminando acontecimientos y lugares de importancia histórica, para sustituirlos, en la mayoría de los casos, por otros de menor trascendencia, ha traído como consecuencias la pérdida de la memoria de la nación en las nuevas generaciones, que se contentan con repetir mecánicamente lo poco, superficial y tergiversado aprendido en la escuela, sin ningún tipo de profundización en su contenido.

Muchos lectores podrán agregar otros monumentos y espacios retirados o desaparecidos, así como nombres cambiados, en sus municipios y provincias, no reflejados en estas líneas. Todos no hacen más que confirmar el crimen cometido y que se continúa cometiendo por las autoridades y quienes les sirven de testaferros, en contra de la identidad y la memoria histórica de nuestra nación.

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