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Humor

Mariela Moco Pegado

De cómo el poder totalitario saca los peores rasgos de toda una familia dinástica.

Madrid
Mariela Castro.
Mariela Castro. El Mundo

Mariela Moco Pegado es hermana de El Tuerto y tía de El Cangrejo, todos ellos descendientes de la dinastía fundada por Bola de Churre, que así le decían a Fidel Castro Ruz, no en la Sierra (donde el no ducharse podría explicarse mejor), sino en pleno Vedado, en la Universidad de La Habana.

Mariela Moco Pegado, sobrina de Bola de Churre, se ríe en Madrid de lo bien que le va la vida y demuestra en el trato con la prensa ser hija de su madre.

Porque hay que acordarse de cómo reaccionó la señora y compañera Vilma Espín Guillois cuando un periodista le hizo una pregunta incómoda en los pasillos de un congreso internacional. La madre de Mariela Moco Pegado apeló enseguida a la complicidad: ¿no sabía ese periodista que esas preguntas no cabían entre ellos? (Espín Guillois necesitaba resetearse urgentemente porque aquella cara que conocía de los medios oficiales había dado ya un salto hacia el exilio y preguntaba ahora desde un medio no dominado por la dinastía.)

Y tuvo que venir un guardaespaldas, no para protegerla del que le hacía preguntas, sino de ella misma, que daba manotazos para hacerse de la cámara. Aquel guardaespaldas trataba de que la jefa no se revelara como la chusma prepotente que era. "Dacá, dacá", chillaba Vilma Espín Gillois dando manotazos al aire para romper o robarse la cámara. (La frase podría traducirse como "Dáme acá, dáme acá".)

Hija de su madre, al ser cuestionada por la prensa, Mariela exigió los servicios de algún guardaespalda. "Ay", pidió, "¿me pueden quitar al moco pegado que tengo aquí al lado?" El moco al que se refería era un periodista español que hasta entonces le había hecho preguntas inocentes. El "me pueden quitar" lo que en verdad pedía era una brigada de respuesta rápida, gente con cabillas y pulóveres del Contingente Blas Roca que le diera una buena lección a aquel periodista. Aunque, lamentablemente para ella, estaban en Madrid y no en La Habana.

Recordar también que Bola de Churre, tío de la directora del Centro Nacional de Educación Sexual y patrona de los derechos gays, no encontró otro insulto que "mariconzón" cuando un par de comediantes radiales burló su cerco desde Miami. Y que el padre de Mariela Moco Pegado, Raúl (en discusión si Castro o Mirabal) Ruz creyó que podía agarrarle el brazo al presidente estadounidense Barack Obama y levantárselo como si él fuera Bola de Churre y Obama fuera Teófilo Stevenson.

Sumar a todo esto los pasos parisinos de El Cangrejo, sobrino de Moco Pegado y nieto guardaespaldas de Raúl, cuando rompió el protocolo y quiso colarse en el Palacio del Elíseo antes de que entrara allí el presidente francés.

Son chusma todos ellos, son vulgares, y el poder que tienen los ha hecho más vulgares todavía. Cualquiera que se atreva a hacerle una pregunta que les incomode deja de ser persona para convertirse en secreción. Cualquiera que se atreva a discrepar del poder que ellos ejercen deja automáticamente de pertenecer al género humano para convertirse en gusano o sobrante metalúrgico, escoria. Y el mismo ejercicio totalitario del poder que les impide aprender a conducirse ante la prensa los empuja a romper el protocolo con un presidente estadounidense o francés para demostrar la burricie de la famiglia.

Moco pegado, le dijo Mariela Castro Espín a un periodista. Moco pegado, en verdad, es el fundador de esa familia de dictadores, al que pusieron a reposar en un panteón en forma de moco, y pegado a la tumba de Martí para intentar legitimarse. En un reposo de moco pegado a José Martí que no será eterno, porque algún día será sacado de ahí y desechado, como toda esa familia.  

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