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Sociedad

'Estamos por debajo de los indios, ¿no?'

No solo los salarios diferencian a obreros cubanos e indios en la Manzana de Gómez: también la protección física.

La Habana

Los obreros indios que trabajan en la construcción del hotel de la Manzana de Gómez, frente al Parque Central, alternan sus turnos de trabajo con aquellos obreros cubanos que sobrevivieron a los despidos de hace unos meses.

Uno de los habituales de La Esquina Caliente, peña beisbolera que se reúne en el Parque Central recuerda que cuando ocurrieron los despidos de esos trabajadores cubanos se comentó que los habían sorprendido robando materiales. "Y, bueno", agrega, "la gente siempre trata de raspar porque a nadie le alcanza el salario". 

Tras la fama de ladrones que se han ganado los cubanos como consecuencia de salarios paupérrimos o como estrategia de sobrevivencia, estos argumentos le sirven a los propios constructores todavía en la obra para justificar la contratación de indios.

Según un constructor cubano visiblemente molesto, aun cuando prefiere mantenerse en el anonimato por temor a perder el trabajo, "les pagan de 120 a 200 CUC a los cubanos y a los indios 400 CUC [alrededor de 1.500 euros, según Reuters]".

Hay otras diferencias más visibles, como el equipo de protección física. Los indios tienen trajes sintéticos color naranja con una franja flourescente plateada, además de cascos, guantes y botas adecuadas. Los cubanos trabajan en jeans, botas de diversas calidades, casco, chaleco desmangado verde fluorescente.

Teniendo en cuenta que el salario promedio en la India es de 295 dólares estadounidenses según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), los 400 CUC que supuestamente les pagan en Cuba resultan una buena propuesta para ellos. Los obreros indios parecen contentos con su contratación en Cuba y se muestran dispuestos a dejarse fotografiar.

Para los cubanos que conocen del caso esta es otra señal de que todo va "de mal en peor".

"Seguimos siendo mano de obra barata, incluso en nuestro mismo país, porque si a los indios les están pagando esa mierda, eso significa que estamos por debajo de los indios, no?", pregunta Enma, quien ha sido durante años la mujer de un constructor y parece estar muy enterada de todo.

"Y la culpa de esto lo tienen los militares, que son los dueños de todo y que son los que están reconstruyendo la Manzana de Gómez".

Eso cree Enma porque en la información sobre la restauración de la Manzana de Gómez que aparece en las vallas solo hay empresas militares: Almest, Unidad Constructora Militar (UCM) y Gaviota S.A., todas grupos empresariales y corporaciones administradas por la Fuerzas Armadas (FAR).

Abigail, contratista independiente que intentó encontrar por sí mismo un empleo en la construcción del hotel cree que no lo consiguió porque "los cubanos hacemos las cosas al trozo, muy poco nos especializamos en algo que permita dar a una obra el acabado puntual".

Sin embargo, su historia desmiente el argumento de la poca preparación de los cubanos. Sus estudios en la Oficina del Historiador de la Ciudad le permitieron rotar por cada una de las especialidades que hacen falta para ejecutar obras de gran magnitud.

Y también desmienten ese argumento el nivel de especialización que ha alcanzado la constructora Puerto Carena y las obras de reconstrucción, entre otras, del Teatro Martí y el Gran Teatro de la Habana.

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