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Sociedad

La violencia que nos invade

El modelo de socialismo sustentable se desmorona. La criminalidad aumenta y no aparecen soluciones efectivas para terminar con ella.

Santiago de Cuba

"Robaron en la bodega, se llevaron toda la leche", con este comentario amanece un barrio en Santiago.  Las noticias de robos a los comercios estatales ya son un pan nuestro de cada día. La criminalidad aumenta generada por el creciente desempleo y pobreza. La seguridad ciudadana se ha ido perdiendo. Las historias de asaltos al más puro estilo hollywoodense, con pistolas y enmascaramiento ya no asombran a nadie.

"La policía no ha venido, dicen que andan por San Pedrito persiguiendo a unos ladrones", es la justificación de una de las bodegueras a un usuario que pretendía comprar sus exiguos mandados del mes.

Al parecer los oficiales no alcanzan para atender los diversos llamados al amanecer. La mencionada bodega estuvo cerrada casi por dos días a la espera del peritaje policial.

Por supuesto, no hay estadísticas oficiales al respecto. En Cuba se vive del rumor, que es quien nos indica qué lugar robaron o asaltaron, a quién violaron o asesinaron. La prensa oficial solo se hace eco de algunos casos resueltos, sobre todo de robos y desfalcos de millones de pesos de las arcas del Estado. Los "pequeños" asaltos no suelen reseñarse.

La desatada ola de robos y asaltos ha hecho que la cadena de cafeterías 24 horas Ditú, que vende en CUC, enreje sus múltiples establecimientos en la ciudad. Sin embargo, ello no ha amilanado a los malhechores. El establecimiento ubicado en la Avenida de los Pinos, entre el Distrito José Martí y San Pedrito, ha sido asaltado dos veces en poco más de un mes. Los pandilleros no tienen miramientos con la vida de empleados o transeúntes, los cuales se apartan dejándoles hacer y que la policía se encargue de su captura.

La modalidad delictiva del arrebatador se diversifica. Los transeúntes no solo tienen que cuidar sus cadenas de oro, sino también sus celulares. Los incidentes ocurren tanto en el día como en la noche.  La criminalidad es tan alarmante que el enfrentamiento al delito es uno de los puntos a discutir en las próximas Asambleas de Balance, Renovación y/o Ratificación de Mandatos del PCC, celebradas desde el pasado sábado hasta octubre en todos los municipios de la provincia, según informa el semanario Sierra Maestra.

Dónde estaba el custodio y la guardia cederista, se preguntan los clientes de la bodega robada. La realidad es que  ninguno funciona. Los custodios son inestables por el bajo salario que perciben, lo que provoca el constante abandono del trabajo, y la guardia cederista es casi inexistente. El relajamiento de la vigilancia, una de las principales tareas de los Comité de Defensa de la Revolución (CDR), ha provocado el llamamiento en las reuniones de los barrios convocando a dicha guardia como compromiso para la contención del crimen. No obstante, los cederistas eluden esta responsabilidad.

"Yo trabajo mucho para hacer guardia hasta las cinco de la mañana, que cada cual cuide su casa", comenta por lo bajo un cederista a la salida de una de estas reuniones. Hay muchos barrios que ni siquiera las convocan. El CDR es una organización decorativa y obsoleta, su papel de espía es mantenido mayormente por adultos mayores todavía fieles a los ideales revolucionarios, pero los jóvenes lo ven como "chivatería".

Mientras, proliferan pandillas juveniles y es común escuchar de agresiones y asesinatos en los bailables de los fines de semana. No valen consignas triunfalistas, el modelo de socialismo sustentable se desmorona. La criminalidad aumenta y no aparecen soluciones efectivas para acabarla.

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