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Análisis

El color de la piel en las estadísticas cubanas

La falta de datos impide medir el alcance de las desigualdades que produce el racismo.

Varsovia

Las estadísticas cubanas públicamente disponibles y que ofrezcan datos tomando en cuenta el color de la piel, son prácticamente inexistentes.

Algunos de los datos que han sido presentados en censos anteriores, ya no se publican. Intentos de obtener información en bibliotecas cubanas han sido infructuosos, tanto por falta de información como por restricciones al acceso a centros donde pudiera haber datos relacionados. Por ejemplo, en 2009, la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) emitió un paquete multimedia sobre demografía, pero en algunos lugares "no se sabe dónde está" y en otros se ha exigido autorización especial para verlos.

En la Biblioteca Nacional José Martí hay un solo libro que pudiera tener alguna estadística: La población cubana por color de la piel, publicado por la ONEI, pero no lo permiten ver ni en la sala de lectura.

La falsedad de la versión oficial

La falta de datos impide medir el verdadero alcance de las desigualdades que produce el color de la piel, y de la situación desventajosa de negros y mulatos/mestizos en Cuba. El censo de 1981 fue el último en el cual se tomaron datos sobre población con descendencia china, la cual ha prácticamente desaparecido. Por eso, en este artículo, no les tomaremos en cuenta. Sin datos, la preparación de estrategias para mejorar la situación de las personas negras es prácticamente imposible.

La ausencia de datos publicados y verificados sistemáticamente, donde se incluya el color de la piel, demuestra la falsedad de la versión oficial de que en estos últimos 50 años la situación de las personas negras ha mejorado y de que la discriminación racial en Cuba se ha reducido. Podemos tomar como ejemplo positivo la tasa de mortalidad infantil, ampliamente divulgada como un índice que demuestra el éxito del gobierno en este campo.

Coincido con lo planteado por Manuel Cuesta Morúa, durante el primer Foro de Raza y Cubanidad, celebrado en La Habana, donde expresa que, en primer lugar, hay en Cuba un racismo cultural. Hay otro racismo discursivo, donde se dice que la nación es esto, y se está a favor o en contra de esto, sin ningún tipo de matices; un discurso apoyado por las armas.

Hay además un racismo socio-económico, donde los mestizos y negros se empobrecieron más que el resto de la población al ser eliminada toda la clase media y todos los oficios, dominados algunos de ellos por personas negras en La Habana. Estos oficios permitieron que las desigualdades existentes en los años 50, debido al color de la piel, se redujeran, aunque existía un gran racismo y los negros y mestizos estaban entre los sectores más pobres.

Mientras que en 1899 el analfabetismo era del 29,6% entre los blancos extranjeros, el 53,4% entre los blancos nativos y el 72,1% entre las personas negras, en 1953 era entre el 22,1% y el 22,4% para los tres grupos.

Otro racismo es el ideológico, donde se discrimina a todo aquel que no esté completamente de acuerdo con la visión del Partido Comunista, que se autodefine en el artículo 5 de la Constitución como superior a todo y la vanguardia de todo lo demás.

Precariedad negra

La grave crisis económica que comenzó en 1990 puso al descubierto y acentuó más las diferencias entre los niveles de vida entre la población blanca y no blanca. Antes de la fecha, el salario entre todos los sectores de la población mantenía un nivel más bien equitativo.

El acceso a la educación y a la salud para los sectores más pobres no se produjo gracias al desarrollo del país, sino a subsidios y créditos externos que nunca se llegaron a pagar. Al terminar la ayuda externa y con la introducción de una segunda moneda que devaluaba el salario en un 2.500%, el acceso al CUC mejoró el nivel de vida de los trabajadores del turismo, las empresas mixtas, los artistas y de las personas que reciben remesas. Estos representan menos del 30% de la población y, en su gran mayoría, son blancos.

No obstante, y dado el grado de envejecimiento de la población, en las calles se ven muchos ancianos negros en condiciones bastante precarias. Instamos no solo a que se investigue más sobre este tema, sino a que se cree un programa urgente de ayuda a estas personas.

Revisamos en primer lugar los censos de población y viviendas. Vemos cómo la población blanca aumentó desde un poco más de un millón de habitantes en 1899 hasta 7.265 millones en 2002, y después disminuyó hasta 7.158 millones en 2012.

Es curioso lo que pasa con los no blancos. En el censo de 1970 no se analizaron datos relacionados con el color de la piel, con el pretexto de que la discriminación racial en Cuba había terminado. Si vemos las tendencias de crecimiento de la población de estos dos grupos, la cantidad de negros comienza a disminuir en Cuba a partir de 1981. En este año alcanzó un máximo de 1,16 millones de habitantes, mientras que en 2012 había 1,04 millones de negros.

Quedará como incógnita si en 1970 se alcanzó el máximo de habitantes negros en Cuba, o si el ritmo de crecimiento de la población negra cambió tan drásticamente que obligó al gobierno a ocultar los datos, y si este máximo se alcanzó en 1981.

El peso relativo de los blancos entre los censos de 1981 y 2012 disminuyó desde un 66,1% a un 64,1%. Los negros también disminuyeron desde un 12 a un 9,2% y los mestizos aumentaron de un 21,9% a un 26,6%.

El ritmo de crecimiento de la población mestiza o mulata es mucho más dinámico en el período 1981 a 2002, pero no sabemos cuándo comenzó dicha tendencia.

La población blanca y mestiza urbana es mayoritariamente femenina a partir de los 40 años de edad, y predominantemente masculina entre la población negra, mientras que en áreas rurales predominantemente masculina en todos los grupos de edades.

Natalidad, mortalidad y otras variables

Las estadísticas cubanas no ofrecen datos sobre el número de nacimientos según el color de la piel. Si observamos el número de hijos por mujer al final de su vida fértil, vemos que en 1981 este indicador era de 3,74 y se ha ido reduciendo a 3,45 en 1987; 1,92 en 2009, y a 1,71 en 2013.

El censo de 1981 fue el último en el cual se ofrecieron datos sobre el número de hijos por grupo de edades y color de la piel, donde vemos que las mestizas alcanzaban 4,48 hijos por mujer, las negras 3,73 y las blancas 3,45. Es sorprendente que la Encuesta Nacional de Fecundidad de 2009 no actualice estos datos.

Juan Carlos Albizu-Campos, en su trabajo Cuba. La muerte y el color, presenta algunos datos de 2003. La tasa de mortalidad infantil entre la población blanca era de 5,9 por mil nacidos, para los varones, y 4,8 para la población blanca; mientras que para la población no blanca, era de 6,7 y 6,2, respectivamente.

También la tasa de nacidos con bajo peso en la población no blanca es mayor que en la blanca. En 2003 era de 25,7 en los varones y 24,4 en las hembras blancos, mientras para los no blancos era de 48,3 y 22,6, respectivamente.

En este mismo trabajo se presentan datos sobre la mortalidad, según el color de la piel. La población no blanca tiene mayores tasas de mortalidad por mil habitantes, exceptuando la de 75 años y más.

La esperanza de vida es menor para la población no blanca. Según los datos de Albizu-Campos, los hombres blancos viven, como promedio, 0,9 años más y las mujeres blancas 1,2 años más que los no blancos.

La Encuesta Nacional de Fecundidad de 2009 estima que una menor proporción de población negra, que de blancos o mestizos, se declaró casado o unido (56% vs 66% y 63%, respectivamente, en mujeres, y 54% vs 62% y 59%, respectivamente en hombres). En contraste, los divorcios y separaciones fueron más frecuentes entre mujeres negras. Los hombres, en general, se declaran más en soltería, también con mayor frecuencia los de piel negra.

Considerando únicamente a los que están casados y unidos consensualmente, esta última categoría es la más frecuente en todos los grupos de color de la piel, pero aún mayormente elegida por la población no blanca de cualquier sexo (negros y mestizos con cerca del 68%), en tanto los blancos, hombres y mujeres, declaran más una formalización de sus relaciones.

Emigración, sector privado y educación

La emigración externa es blanca en un 83,5%. El 12% es mestiza y el 4% es negra. La población no blanca ha emigrado, por lo general, en fechas más recientes y ocupa puestos de menor remuneración, por lo que envía menos remesas a la Isla.

En 2002, solo el 2% de los campesinos privados y el 5% de los cooperativistas, sectores de más altos ingresos, eran mestizos o negros. Estudios de los años 90 también han demostrado una sobre-representatividad de mestizos y negros en los sectores más pobres y vulnerables de la población.

Los niveles de educación son similares para todos los colores de la piel, pero, como sabemos, el ingreso en Cuba no está directamente relacionado con el nivel de educación.

El porciento de personas con educación media oscila entre el 39,9% para las mujeres blancas y el 45,4% para los varones mestizos; la educación profesional entre el 4,08% para las hembras mestizas y el 5,74% para los varones blancos; mientras que los niveles de educación superior oscilan entre el 3,13% para las hembras mestizas y el 5,44% para los varones blancos.

La migración interna es mayor en las provincias orientales. Presentamos los datos del censo de 2012, relacionados con las corrientes netas de migrantes interprovinciales absolutos o "de toda la vida".

Vemos al mismo tiempo en datos de la ONEI cómo el 46% de la inversión total del país en los años 2007 a 2013 se realizó en La Habana, el 10% en la provincia de Holguín, el 7% en Matanzas y el 5% en Santiago de Cuba.

Lia Añé Aguiloche, en su trabajo Contribución a los estudios de pobreza en Cuba. Una caracterización de la capital, presenta datos sobre la pobreza en La Habana.

Estructura de las familias, según color de la piel (%). Total de Hogares del decil = 100

 

Hogar
Blanco

Hogar
Negro

Hogar
Mestizo

Decil 1

51.4

17.7

17.3

Decil 2

41.6

27.8

18.0

La Habana

58.7

15.7

12.4

Como se observa en el cuadro anterior, los deciles 1 y 2 están compuestos principalmente por familias negras y mestizas. En contraste con lo anterior, en los deciles 9 y 10 predominan las blancas.

El ingreso monetario per cápita mensual de las familias de los deciles 1 y 2, en el año que se tomó la muestra, fue alrededor de 60 pesos.

Educación superior

En su trabajo Características sociodemográficas de los jóvenes que ingresaron a la Educación Superior en los cursos de 2003-2009, Niuva Ávila Vargas, del Centro de Estudios Demográficos, presenta datos sobre el número de jóvenes que, a pesar de llenar la boleta, no pudieron acceder a estudios superiores.

En el curso 2003-2004, en pleno auge del programa Universidad para Todos, como parte de la llamada "batalla de ideas", se le negó la entrada a la universidad al 49% de los hombres negros y al 44% de las mujeres negras que solicitaron el acceso. Y aún durante el curso 2009-2010 se le seguía negando el acceso a un tercio de los negros y a una cuarta parte de las negras.

Conclusiones

La historia de la nación cubana contada en dos minutos es la mezcla de angolanos, nigerianos, españoles, libaneses, franceses, chinos, rusos y de otros países del este de Europa y haitianos, solo para mencionar los más importantes.

La ausencia de datos disponibles públicamente, relacionados con el color de la piel, es simplemente inaceptable en un país donde el concepto de cubanidad está estrechamente vinculado a la convivencia, aporte e integración de muchas nacionalidades y culturas; su mezcla y asimilación de lo positivo de cada uno de ellas.

Instamos nuevamente a investigadores y periodistas, y a la Oficina Nacional de Estadísticas e Información, a que den prioridad al tema de las desigualdades socio-económicas relacionadas con el color de la piel, para que estos datos permitan el progreso de la nación cubana en su conjunto.

www.foresightcuba.com

* Gracias a Belén Martínez por su eficiente colaboración en este artículo.

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