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Sociedad

La Habana no cree en lágrimas de ancianos

Los cubanos de la tercera edad son las víctimas más visibles de la crisis económica, la pérdida de valores, y ahora también caen sobre ellos las consecuencias de algunas reformas raulistas.

La Habana

Un dicharacho popular sentencia que "todos los días sale un bobo a la calle". Pero Olimpia Sánchez, una anciana de 75 años medio cegata por las cataratas, diabética e infartada del miocardio, no necesitó salir de su casa para ser timada por una sobrina, quien la despojó mediante un proceso amañado de la única propiedad que tenía, valorada en 200.000 euros.

El levantamiento de las prohibiciones a la compraventa de viviendas, parte de las reformas raulistas con el fin de anestesiar a los políticos influyentes de Europa y Norteamérica, ha exacerbado la fiereza de los oportunistas nacionales que dan riendas sueltas a sus impulsos delictivos.

Según un letrado que solicitó el anonimato, "el brusco levantamiento de la prohibición de la compraventa de casas se asemeja al desplome del Muro de Berlín, ya que no fue prevista la anarquía que sobrevendría".

En la notaría sita en 10 y 15, en el Vedado, una funcionaria que no quiso revelar su nombre reconoció que las principales víctimas de estos trapicheos son los ancianos, quienes concurren a la dependencia para donar sus bienes después de ser timados por sus propios familiares, un procedimiento catalogado de "viciado", según los términos legales. Sin embargo, "el proceso de donación es irreversible", apuntó.

Olimpia, una madre soltera oriunda del poblado de Yaguajay, en Sancti Spíritus, trabajó como doméstica en la casona de la calle 14, número 6, en la barriada capitalina del Vedado, entonces propiedad del matrimonio formado por la señora Margot Del Monte y el abogado Ramón de la Cruz. Ella cuidó esmeradamente de ambos ancianos hasta sus muertes y, por voluntad del Dr. De la Cruz, heredó el inmueble con todos los bienes incluidos.

En 1994 su hijo Octavio emigró a Estados Unidos con su familia y desde entonces Olimpia vive sola en la casona. En 2007 viajó a la Florida y sus parientes le pidieron que se quedara, pero no pudo adaptarse al estilo de vida y resolvió regresar. La decisión provocó un fuerte disgusto entre madre e hijo.

El calvario de Olimpia

Con lágrimas en los ojos maldice el día que aprobó la petición de su hermana Olga y su sobrina Alina Mendieta, quienes le solicitaron alojarse en su casa durante una temporada mientras reparaban su domicilio en Sagua la Grande, provincia de Villa Clara.

"Durante un año la convivencia fue excelente —dice Olimpia—. Después Alina 'creó la fantasía' de que dos parientes míos que custodiaron la casa durante mi viaje a Estados Unidos reclamarían 'ciertos derechos' por estar registrados con mi dirección en el carnet de identidad".

"Primero, dijo que los abogados recomendaron hacer un testamento a su favor para resolver el problema, y lo hice porque estaba aterrada —reconoce—. Después me explicó que eso no bastaba y que quizás una donación resolvería definitivamente la complicación. Su insistencia resultaba un martirio para mí, porque me amedrentaba constantemente".

"Tras firmar los papeles, mi vida se convirtió en un calvario" —asevera Olimpia—. Alina gritaba por cualquier cosa y golpeaba a su madre en mi presencia. Me robó 100 CUC que guardaba en mi escaparate y simulaba conversaciones telefónicas recurriendo a frases irónicas para mortificarme y torturarme psicológicamente".

"Comencé a temerle y las tensiones me provocaron un fuerte estrés. Por mi mente pasó la idea de trepar al techo y lanzarme al vacío, pero mi estado físico no me lo permitía. Entonces huí y deambulaba por las calles o hacia visitas prolongadas a mis amistades", relata.

"Dejé de comer en la casa por temor a que me envenenara. Temí por las pocas pertenencias de valor que tenía y las sacaba a escondidas para que mis amigas las guardaran. El estrés me provocó un desmayo en la vía pública y los vecinos me llevaron al policlínico, donde me ingresaron por varias horas".

"Una vecina, Isabel Riverón (Chavela), y otros testigos hicieron una denuncia en la unidad policial de 21 y C, y enviaron a un investigador para hacer averiguaciones por el barrio —asegura—. Citaron a Alina para dar declaraciones y hasta la fecha no tengo noticias del procedimiento. También le envié una carta al general de división Samuel Rodiles Planas, presidente del Instituto de Planificación Física, y se lavaron las manos como Pilatos".

"Ya abandonaron la casa —confirma Olimpia— pero antes de marcharse Alina me advirtió: Cuando caigas en una cama ninguna de tus amigas te cuidara, yo soy la que tendré que limpiarte el culo".

Olimpia llamó a este reportero, para que comprobara el estado de abandono en que quedó la casa. La cocina y baños sucios, el inodoro lleno de excrementos, el refrigerador vacío. Además su sobrina dejó una deuda telefónica por más de 240 pesos —la anciana recibe una pensión mensual de 266 pesos (11 CUC).

Maltrato al anciano

En Monografías.com y, bajo el titulo Maltrato en el anciano, se califica la crueldad contra las personas de la tercera edad como algo muy común en la sociedad moderna, por ser el sector de la población más vulnerable. Fenómeno global y catalogado de grave problema social.

Los agresores —según las investigaciones— pueden presentar psicopatías más graves que las de otros colectivos, y el escenario de los malos tratos es en muchos casos la residencia habitual de las víctimas, o sea, en el seno familiar o en la instituciones de salud (asilos).

Ningún documento de libre acceso mostró estadísticas sobre el flagelo en Cuba. Por otra parte, INFOMED y los padrones de la OMS están limitados en las redes cubanas de internet.

El Dr. Miguel Valdés Mier, profesor titular y consultante, jefe del servicio de psiquiatría del hospital Hermanos Almeijeiras y del grupo nacional de geriatría y gerontología del Ministerio de Salud Pública, expresó en una entrevista publicada en el citado trabajo: "El maltrato, es el trato inadecuado que genera sufrimiento a la víctima, y este puede consistir en golpes, empujones, ofensas verbales, negligencias, o violación de los más elementales derechos".

Como las agresiones más comunes mencionó: frases irrespetuosas y comentarios peyorativos, pero el maltrato que más daño causa es el abuso psicológico —enfatizó— y, añadió que puede ser más doloroso que un puñetazo.

Los tipos de crueldades a las que son sometidos los ancianos son: psicológicas, físicas, pasivas, por abandono, por violación de derecho, independencia, privacidad y financiera.

Según la Asociación Médica Mundial, el médico está responsabilizado con proteger los intereses físicos y psíquicos del anciano. Además, en el caso de constatar o sospechar algún indicio de abuso, el galeno debe discutir con los encargados y familiares del anciano y, en caso de confirmarse el maltrato, debe denunciarlo a las autoridades legales correspondientes.

Afirma Isabel Riverón, vecina de Olimpia, que los médicos que le atendieron en el policlínico, incluso la doctora de la familia, "ni siquiera se han preocupado por investigar y denunciar el caso a las autoridades".

"Olimpia tendría que sufrir un daño físico severo para que dieran parte a la policía. Nadie quiere buscarse problemas", lamenta.

Por otra parte, un abogado que no quiso identificarse considera que el caso "debe ser analizado por las autoridades, ya que al existir un beneficio material, el sospechoso puede ser acusado de tentativa de homicidio premeditado".

Otros letrados opinan que dicha querella no procede por la cantidad de pruebas exigidas y el resto considera que el sistema de justicia cubano es disfuncional y corrupto.

Ahora Olimpia se acomoda en el comedor de su expropiedad para recordar junto a sus amigas las vicisitudes pasadas. Como la dramatización del film soviético Moscú no cree en lágrimas, su realidad aflora en una Habana que ya no cree en lagrimones.

Hoy por hoy, un alto porcentaje de ancianos cubanos son las víctimas trascendentales de las estafas en los agromercados y las shooping. De igual forma, dependientes sin escrúpulos de bodegas y carnicerías les roban una porción de los escasos víveres asignados por el sistema de racionamiento.

Son pocas las personas que los ayudan a cruzar las calles o les brindan asientos en las guaguas.  "Llegar a viejo es una tragedia", sentencia Rolando Martínez, de 78 años, quien subsiste trabajando como barrendero debido a que el monto de su jubilación no le alcanza para mal comer.

"Todos esos viejos que apoyaron a Fidel Castro son los culpables de que hoy estemos tan jodidos", afirma entretanto Daniel, un joven de 26 años. Y la realidad es que el comandante de la triste figura que aún pervive en el mausoleo de Punto Cero, ostenta el record de ser el anciano más repudiado por las nuevas generaciones de cubanos.

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