Back to top
Sociedad

Confesiones de un esclavo de la Revolución

Enfermero en misión internacionalista: 'Somos tratados como putas ilegales y controladas por proxenetas. No lo digo en sentido figurado'.

Londres

Pedro González es un personaje real con nombre falso para proteger su identidad. Tiene 38 años y, como muchos cubanos que ansían progresar en la vida, su mirada ha estado clavada fuera de Cuba por más de la mitad de su vida. Pero dejó pasar el tiempo y ahora tiene demasiadas ataduras en Cuba. Lo tienen anclado allí, en Santos Suárez, sus padres de 65 y 66 años respectivamente, y una hija de 3 años de un matrimonio anterior que no puede o no quiere emigrar.

Su hermano Rafael, de 43 años, vive en Canarias, donde trabaja como plomero. Su mera existencia le recuerda a Pedro que un plomero en Canarias puede vivir mejor que un médico o enfermero en Cuba. Los enfermeros como Pedro ganan en Cuba un salario promedio de 12 dólares, y su hermano plomero en Canarias trae a casa después de los impuestos unos 1.500 euros mensuales, además de tener salud y educación gratuitas para él y para toda su familia, cortesía del sistema de gobierno español.

Pedro González no está solo. Como él hay miles de cubanos atrapados en un limbo entre su familia en Cuba que no quiere o no puede emigrar y sus deseos de tener una vida mejor.

En estas circunstancias hay pocas elecciones para un tipo como él. Una de ellas es entregarse a las "misiones internacionalistas", donde se puede ganar un poco más, conocer —aunque de forma muy restringida– otro país y no perder su casa y vínculos familiares en Cuba. Es una emigración a medias, pero es un paliativo a su situación.

Conozco a Pedro hace más de dos años. Estaba yo en la isla caribeña adonde él llegó finalmente de misión y, casi sin conocerme, me disparó en ráfaga todas las humillaciones que sufre cada día.

Pedro sabe o piensa que desde su posición de peón poco puede hacer para cambiar su suerte, pero decidió hablar conmigo con la esperanza de que se sepa lo que le sucede a esos cubanos que están desperdigados por el mundo tratando de mantener a los suyos con el cuello por encima del agua.

En lo que sigue, le doy a él la palabra:

"Me siento vigilado, preso mentalmente, controlado, obstinado, reprimido, maltratado, aburrido de lo mismo, desconsolado, aturdido, en muchas ocasiones esclavizado, física y mentalmente y, sobre todo, muy decepcionado."

"Llevo dos años en esta misión y somos tratados como putas ilegales y controladas por proxenetas. No lo digo en sentido figurado, lo digo casi en el sentido literal. Como a las putas que trafican bandas de criminales, a nosotros nos quitan el pasaporte inmediatamente que llegamos de Cuba a la 'misión'. No tenemos un contrato firmado con ninguna empresa o gobierno. El empleador le paga al Gobierno cubano y, como buen proxeneta, el Gobierno se queda con más del 50% de lo que nos pagan."

"Muchos de los que estamos en la 'misión' hemos tenido problemas por haber intentado protestar por el constante acoso que sufrimos de parte del Gobierno cubano, que procura seguir ordeñando el otro 50% de dinero que nos deja."  

"Algunas de las justificaciones que utilizan para robarnos lo poco que nos queda son las cotizaciones de la Juventud o el Partido en dólares estadounidenses, o cada vez que hay un ciclón o algún desastre en Cuba provocado o no por el Gobierno, hay que hacer 'donaciones' para paliar los daños. Ya expulsaron a una colega que en una ocasión no quiso 'donar'."

"Como realmente no tenemos ningún contrato legal con nuestro empleador, el Gobierno cubano hace lo que le da la absoluta gana con las 'reglas del juego', que ellos crean y deshacen cuando quieren."

"Algunos de mis colegas se metieron varios años separados de sus familias con la promesa de que al final les darían la carta de autorización para comprarse un modesto auto. Después de que eliminaron la carta de autorización para comprar carros, a los cubanos de 'misión' por todo el mundo les han enviado una 'circular' explicándoles que eso ya no aplica, y que gracias por la comprensión."

"Hay una lista inmensa de vejaciones y pisoteos a nuestros derechos fundamentales como trabajadores, pero la que en mi opinión llena la copa es la que más se asemeja a las putas de tráfico ilegal."

"En algunas ocasiones te encuentras con los que no aguantan más y deciden pedir el retorno a Cuba, pedir el fin de la 'misión'. Esto ha sido visto como una falta grave. En todos los casos se hace una reunión urgente y se amonesta públicamente y se les envía para Cuba con una nota definitoria: 'el compañero no se ajusta a los principios de solidaridad de la Revolución cubana y tiene que ser sancionado al llegar a Cuba'."

"No sé si yo mismo aguante más de esto. Al principio creí que valía la pena para echar una nueva placa en el techo a la vieja o para comprarle un carro a la familia, pero el nivel de persecución, hostigamiento y control con que he vivido en los últimos dos años no se lo deseo a nadie."

"Aquí seguiré reportando, para todos los cubanos libres del mundo que quieran hacerse eco de este atropello del Gobierno cubano para con sus ciudadanos, hasta que me explote la olla de presión y tenga que dejar a mi niña y a mis viejos detrás o decida regresar a Cuba como un paria."

Por ahora, Pedro sigue allí, sirviéndole al Gobierno que lo envía y por el cual siente repugnancia.

Sin comentarios

Necesita crear una cuenta de usuario o iniciar sesión para comentar.