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Política

«Toda discusión con el régimen debe basarse en el tema de los derechos y las libertades fundamentales»

Un diálogo con Antonio Rodiles, coordinador de la campaña 'Por otra Cuba' y director del proyecto Estado de Sats.

Madrid

¿Cómo lees el momento actual en el interior del país?

Me atrevería a decir que estamos viviendo hoy la transferencia de poder de la "vieja guardia" a sus herederos, quienes andan desesperadamente en busca de legitimidad y de acuerdos. Enfrentarse a una Cuba sin sus progenitores no será tarea fácil y no pueden esperar a ese momento para comenzar a atar sus cuerdas dentro y fuera de la Isla.

El ciudadano cubano tiene cada día que lidiar con un poder que le demanda más obligaciones y en reciprocidad otorga muy pocos derechos. Las condiciones de vida se degradan con especial énfasis en sectores vulnerables, como los ancianos. Los supuestos nuevos empresarios nadan en un mar de corrupción y economía informal, y la estampida sigue siendo el objetivo de miles y miles de cubanos, especialmente los jóvenes.

El escenario opositor se encuentra en un claro reacomodo. La escapada de talentos y emprendedores ha generado un vacío muy sensible en el grupo de actores sociales que debían ser el empuje y sustento del cambio. La impunidad con que el Estado practica la violencia deja poco margen para que se puedan articular grupos políticos, pero el crecimiento del descontento genera focos que cada día son controlados con menos efectividad.

Acaba de darse a conocer una muy mediática iniciativa pidiéndole al Presidente Obama un alivio del embargo. ¿Qué crees?

Debemos ser muy claros sobre lo que deseamos para nuestra nación. Necesitamos, primeramente, el restablecimiento de las libertades y derechos fundamentales. La presión internacional, dentro de la que incluyo al embargo norteamericano, es muy necesaria para al menos contener la impunidad que goza el régimen totalitario. Si el ciudadano cubano sigue bajo total indefensión, el costo de los cambios políticos será muy alto. Han sido muy visibles por estos días ciertas actitudes que rayan en el masoquismo y que piden complacencia con quienes han devastado el país. Figuras visibles de la sociedad civil han resultado ser demasiado evasivas y poco claras en sus posicionamientos políticos, lo cual sin dudas brinda beneficios al régimen.

Si bien resultaría inmaduro y poco audaz cerrar todas las puertas, también resulta fatal movernos en un relativismo cómplice sin una base de principios o axiomas que rijan nuestro actuar.

La mentira y la simulación han regido por décadas en nuestra Isla, es hora de que la honestidad y la verticalidad ganen espacio en una nación que ha quedado muy golpeada en cuanto a principios se refiere.

Creo que pedir cambios hacia el régimen sin demandar el respeto a nuestras libertades, es un acto de desprecio hacia quienes enfrentamos directamente a la dictadura cubana, la decencia humana implica verticalidad ante quienes han sido verdugos de nuestra nación. Los que enarbolan un falso discurso de tolerancia y reconciliación y que en aras de la pluralidad de criterios esconden su oportunismo no despiertan mis respetos.

Los intentos de acercamiento del régimen con Estados Unidos se acrecientan a medida que la crisis política y social en Cuba aumenta. Por momentos, el enfoque de las relaciones bilaterales vuelve a ganar protagonismo en detrimento de la situación interna cubana.

La sobrevivencia del régimen siempre ha dependido de su capacidad parásita. Cuba es un país totalmente arruinado, sin la más mínima posibilidad de sustentarse, y los cubanos que están fuera de la Isla poseen un poder que no están usando mientras permiten al régimen seguir beneficiándose del chantaje emocional. Sin las remesas de Miami en la Isla, estaríamos enfrentado una situación aun más extrema.

Hoy los cubanos viven de las remesas enviadas por sus familiares, pero esos recursos no son suficientes para sostener el hipertrofiado aparato represivo. El capital necesario no lo obtendrá este de la Unión Europea, ni de China, ni de Rusia, ese capital solo podría venir del "imperio". Paradójicamente, el "imperio" es la pieza clave para la sobrevivencia del neocastrismo y sobre él está todo el foco. No es extraño que el terreno de batalla en el tema Cuba se mueva a las relaciones Cuba-EEUU, siendo el régimen quien muestra el mayor interés en este desplazamiento. A los actores prodemocráticos no nos queda otra posibilidad que sostener ese duelo.

Sin embargo, es responsabilidad nuestra poner en primer plano el ineludible tema de los derechos y libertades fundamentales. Toda discusión debe ir encaminada a plantear esos derechos como condicionantes para cualquier interacción con el régimen. Las libertades fundamentales de los cubanos no deben ser negocio sino premisa fundamental.

Tengo entendido que la campaña Por Otra Cuba entra en una nueva fase. ¿De qué se trata?

Después de un año y medio sin una respuesta a la petición entregada en la Asamblea Nacional del Poder Popular, estamos convocando a que cada ciudadano cubano dentro y fuera de Cuba, entregue o envíe su propia queja demandando la ratificación de los Pactos de la ONU (firmados por el gobierno cubano en 2008), lo que implica por ley una respuesta del Estado en un período de 60 días. No es lo mismo omitir la respuesta a un ciudadano ante un pedido, que a miles de ciudadanos reclamando ese mismo pedido.  

Por otra parte estamos adelantándonos a una posible maniobra de ratificación sin la implementación requerida. Creo que la posibilidad de empujar al régimen a ratificar es alta, no debemos sentarnos a esperar a que desarrollen una estrategia de evasión, sino que desde ahora mismo debemos tener preparada una respuesta ante tal realidad.

¿Qué ha logrado hasta ahora la campaña Por Otra Cuba?

La campaña ha tenido un incuestionable éxito al poner en un plano principal el tema de la ratificación de los Pactos, que es en esencia el tema de las libertades fundamentales. El ejemplo más notable es la exhortación que durante la pasada cumbre de la CELAC realizó el secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, a que el régimen los ratifique.

Al mismo tiempo alrededor de la campaña se ha nucleado un grupo de activistas, profesionales y artistas que ven en esta demanda un vía concreta y efectiva de trabajar por la democratización del país. Entre la población se ha distribuido abundante material impreso y audiovisual con la colaboración de decenas de activistas. Podemos decir que hoy en día, gracias a la campaña, un mayor grupo de cubanos conocen sobre sus derechos.

Sin embargo, siendo realistas, sabemos que el trabajo apenas empieza. La implementación de nuestros derechos fundamentales conlleva un proceso de transición democrática y a nadie hay que decirle lo complicado de este tema tras 55 años de dictadura.

Algunos críticos, o más bien escépticos, argumentan que el régimen podría ratificar los Pactos y luego no implementarlos.

Creo que ese es uno de los escenarios más probables. El régimen se verá obligado a ratificarlos en algún momento no lejano y probablemente intentará hacerlo mediante reservas y aun así tratará de ser evasivo en su implementación. No obstante, el solo hecho de verse forzado a aceptar una demanda de la oposición constituye una victoria nuestra.

¿Cómo responder ante una posible ratificación que se intente usar como maniobra? Pues debemos tener ya listo todo un paquete de transformaciones necesarias en el marco jurídico y en otros órdenes que eviten la violación de los compromisos asumidos. Estamos trabajando en la identificación de todas las posibles violaciones a los derechos fundamentales en que incurre el ordenamiento jurídico actual así como reglamentaciones y disposiciones que se derivan de la estructura totalitaria del régimen y que violan en letra estos convenios internacionales.

Es importante aclarar que estas propuestas irían específicamente encaminadas a temas de directa conexión con los Pactos y no a aquellos que presumen un posible escenario democrático. Creo que no debemos perdernos en un abanico de posibilidades futuras cuando aun no sabemos qué rumbo tomaran las condiciones actuales.

En la campaña, en la nueva fase de la que hablas, ¿se trabajará en comisiones especializadas? Sé que hay algo sobre seguridad jurídica y política tributaria. ¿Por qué empezar por ahí? ¿Cuál es la situación actual y qué propone el borrador a partir del cual trabajan?

El marco jurídico de un país establece las reglas que prevalecerán en la dinámica sociedad. Sin un marco jurídico que garantice las libertades fundamentales el resultado de cualquier proceso resultara demasiado azaroso, nadie puede garantizar el destino final en una sociedad que se maneja mediante el clientelismo político, la violencia de Estado, la corrupción y la falta de unos principios básicos. Tendremos que llegar por alguna vía a restablecer los conceptos básicos que rigen en las sociedades modernas.

Por otra parte, la creación de una base jurídica para la aparición de una clase de micro, pequeños y medianos empresarios es esencial. Un sistema tributario eficiente es también una herramienta fundamental para crear las bases de un Estado sano.

Nuestro trabajo ha comenzado por las transformaciones básicas que tiene que sufrir la Constitución para que los cubanos recuperen sus derechos mínimos de ciudadano. El tema tributario es hoy otro de los que más está golpeando al cubano.

¿Hay otros ámbitos que consideran prioritarios?

Hay varias áreas que tendrán que ser reformadas ante la posible ratificación de estos convenios internacionales, y una de ellas es la de la educación. La desideologización de la educación y la posibilidad de los padres de escoger a qué tipo de escuela asisten sus hijos son un viejo anhelo y una demanda a reclamar con la mayor intensidad.

El sector educativo enfrenta una terrible crisis no solo material, sino de corrupción, y una falta clara de una política educacional. Sin olvidar el desastre que está provocando la ausencia de internet y libre flujo de información.

La interacción entre la oposición interna y las organizaciones del exilio se ha incrementado en los últimos tiempos ¿Te parece positivo el saldo del nuevo ámbito de trabajo? ¿Qué más podría o debería hacerse?

Considero que esta interacción es vital. No puedo decir que siempre haya sido para el beneficio de la lucha prodemocrática. Algunos actores políticos del exilio han tratado de imponer o estimular visiones poco ancladas dentro de la isla, visiones que presumen un escenario inexistente y que lejos de ayudar a un proceso de cambio generan situaciones contraproducentes. Los motivos o intereses son muchos, pero es evidente que varios factores deben sufrir cambios de fondo para que nuevos impulsos prevalezcan. Aciertos y errores son parte del proceso de maduración que debe ocurrir, los tiempos reclaman cambios sustanciales.

El trabajo conjunto entre todos los cubanos que sientan un compromiso con un cambio democrático debe pasar por una colaboración sostenida entre actores dentro y fuera de Cuba sobre todo en el área profesional, del conocimiento. Hemos referido que no se puede pensar la transición y la posterior reconstrucción de la nación sin una amplia participación de todo el capital humano que hoy vive fuera del país.

Sería un salto al vacío ignorar tanto y tanto talento que ha abandonado nuestra querida islita. Sueño con tener a mis amigos al lado trabajando por crear ese país que nos ha sido borrado por tantas décadas.

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