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Opinión

Usted también puede tener un Peugeot

Raúl Castro, quien se autoproclama 'reformista lento pero sin prisas', es capaz de romper records olímpicos y mundiales como los del astro jamaicano Usain Bolt.

La Habana

Sin dudas los altos precios, la doble moneda y los bajos salarios representan el colesterol de las reformas raulistas, y en el caso particular de los precios, es un problema tan viejo que data de la época del fricandel, la pasta de oca, el pan con bistec de frazada, las bicicletas chinas y los apagones de 20 horas. De aquel tremebundo y mal llamado "Periodo Especial", cuando el defenestrado vicepresidente Carlos Lage respondía a las quejas de la población con un subterfugio que se convirtió en himno nacional: "Recoger el dinero circulante para sanear la economía".

En las últimas semanas se ha revelado que el general presidente Raúl Castro, quien se autoproclama "reformista lento pero sin prisas", también es capaz de romper records olímpicos y mundiales como los del astro jamaicano Usain Bolt.

Asimismo los exorbitantes precios impuestos a los automóviles de última generación, tras el levantamiento de las prohibiciones que regulaban sus ventas, adjudican al régimen cubano la faja de campeón mundial de precios abusivos.

Según la comparación de un lector de DIARIO DE CUBA, con los 262.000 CUC del valor de  importe de un auto Peugeot, modelo 508, del año 2013, en EEUU puede adquirirse un Mercedes Benz del año, una casa, y sobran 60.000 dólares para abrir una cuenta bancaria. 

"La vanidad nos mata" —aseveró un contable de 48 años, y dice que es posible que algún macetón  loco de esos que andan sueltos por acá, pague la pasta y después le pinte al Peugeot  la filigrana del Ferrari puesto que ambos carros tienen el mismo precio.

La agencia de automóviles de la corporación CIMEX, perteneciente al Grupo de Administración Empresarial del MINFAR (GAE), sita en las calles 20 entre 1ª y 3ª en la barriada capitalina de Miramar, permanece exhibiendo poco más de medio centenar de automóviles usados. 

Los cacharros en venta están expuestos a la intemperie y a la agresividad del salitre, donde posibles compradores abren capós y portezuelas para inspeccionar motores, abolladuras, faroles, asientos, hoyuelos, etc.

A la pregunta de si hay noticias del primer personaje histórico que haya comprado un carro nuevo, un joven respondió: "A ese tipo lo esperamos desde hace una semana para pedirle el autógrafo".

Varios individuos merodean en silencio y malhumorados.  De ellos algunos tenían carta de autorización emitida por el Ministerio de Transporte (MITRANS), otros vendieron sus carros con la esperanza de adquirir uno mejor echándole una "tierrita por arriba", pero por el momento andan a pie y con el trasero al aire.  

"No venderán ni cojo… —aseveró un mecánico de la marina mercante― "El más barato es el Fiat blanco del 2002, cuesta 18.000 y está canibaleado hasta los tuétanos, quién coño va a comprar eso".

La novedad de la venta de automóviles ha causado una pelotera de opiniones y un 95% de los consultados —no aptos para comprar carros― se han sumado a los indignados, que maldicen con palabrotas de grueso calibre  hasta a las comadronas que ayudaron a venir al mundo a Fidel y Raúl Castro.

Sin embargo el 5 % restante,  justifica la medida alegando: "¿No vendieron casas?, pues que se jodan y compren carros".

'La revolución no tiene compromiso con nadie'

El reciente disparo de los precios de la venta liberada de automóviles tranquiliza a algunos como Rolando, un taxista de 43 años, quien estaba sumamente  preocupado porque su Moskvitch remotorizado con un diesel perdiera valor.  

Un ingeniero que trabajó en una misión en África y adquirió un Hyundai modelo Atos a través de la carta de autorización del MITRANS, considera que la coyuntura le permitirá sacarle más dinero a su carro, si se decide a venderlo.

En cambio, un cirujano que se deshizo de su Moskvitch, quien albergó la esperanza de que sumándole algunos ahorritos podría comprarse un carro más moderno, ahora tiene que irse a la parada de ómnibus, montarse en un P1, apretujarse contra el gentío y sudar como un toro, para después esgrimir el bisturí y operar.

Los más perjudicados son los trabajadores que tenían carta de autorización del MITRANS, en su mayoría empleados de la Aeronáutica Civil, la salud, el INDER, el MINREX y la cultura.  Ellos ahora no pueden adquirir el carro, ni tienen derecho a recibir la liquidación en metálico del cheque.  Sin embargo los más chasqueados son los que compraron cartas por "la izquierda" y no pueden hacer reclamaciones legales.

"Raúl pretende engañar a la opinión pública con sus reformas/prohibiciones" —expone un exdirectivo de JUCEPLAN― "Cuba no tiene respuesta económica ni moneda fuerte para liberalizar la venta libre de automóviles a precios accesibles y con facilidades de pago. También resulta altamente probable que se agudicen las diferencias sociales que cada día son más abruptas, echándose por tierra el igualitarismo simbólico de hace 55 años". 

"Ese pretexto  de elevar los precios para beneficiar a las mayorías, simplemente responde a una treta.  De hecho los cubanos de a pie nunca podrán comprar un automóvil de última generación, ni el transporte público mejorará a costa de las recaudaciones por ventas", dijo. 

Que los bajen los que lo subieron

"Tener un carro es una desgracia y no tenerlo es ser un desgraciado", citó una profesional de 58 años, quien posee una maestría y ha cursado varios postgrados en la especialidad de economía.  Ella alega que se evaporaron sus esperanzas de adquirir un automóvil.

"Mi padre fue un obrero que laboró en un aserradero durante el capitalismo y con su modesto salario pudo ahorrar y comprarse un Chevy 52 y, en cambio yo, que estudié hasta quemarme las pestañas para colgar varios diplomas en la sala, ni siquiera gano lo suficiente para adquirir una llanta", alega.

"Según mi modesto conocimiento de marketing" —asevera— "los precios de los automóviles al salir de la agencia pierden el 50% del valor y la depreciación se incrementa con la cantidad de kilómetros recorridos y el estado técnico". 

"Tengo informaciones fidedignas de que los automóviles marca Geely modelo MK de fabricación china, descargados en puerto tienen un precio mayorista de 2.600 dólares, ¿cómo es posible que los mismos Geely usados cuesten 30.000 CUC?" 

"Si la justificación del Gobierno es recaudar dinero para mejorar el transporte público, resulta evidente que con la aplicación de esta medida no resolverá ni uno, ni otro problema.  Aplicar sobreprecios es una manera descarada y ridícula de prohibir. Estamos a merced de  burros dirigentes", sentenció.

José Candelario, un jubilado de 83 años, vecino del municipio Cerro, contiene la risa al escuchar los comentarios sobre el tema y exclama: "¿No querían comunismo?, ahí lo tienen". 

Revela que solo estudió hasta el sexto grado. Su primer automóvil fue un Oldsmobile, que compró en 150 pesos a principios de los años 50.  Más tarde, consiguió un empleo en el almacén del hipódromo Oriental Park y con sus ahorros se asoció con un amigo para levantar un negocio. 

En el año 1952 escuchó al actor Enrique Santiesteban anunciar "Usted también puede tener un Buick", y partió para la agencia de la calle Humboldt, para salir manejando un Road Master idéntico al conducido por  Tom Cruise en Rain Man, que le costó 5.000 pesos al contado.

En 1957 fue a husmear en la agencia de carros usados localizada en las calles Línea y 14 en El Vedado (hoy  es una farmacia), donde se enamoró de un Desoto del año, que estaba equipado con aire acondicionado.

El dealer le ofreció un reembolso por el Buick y también  le dio facilidades de pago. Después de 1959 cambió el Desoto por un Opel, hasta que  sus reflejos comenzaron a fallar y lo vendió.

"Acomodar el culo a un carro es como una adicción" ―asegura―"y yo siempre tuve carro. Estoy convencido que el socialismo solo garantiza hambre y miseria, por tanto, mi postura es la misma de hace 55 años: que los bajen los que lo subieron".

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