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Cumpleaños 87 del dictador

De 'comegofio' a Comandante en Jefe

Hace 69 años, el nombre de Fidel Castro apareció por primera vez en la prensa nacional. El periódico comunista 'Hoy' lo tildó de 'comegofio'.

Los Ángeles

El campeón mundial de los dictadores de la era moderna (52 años en el poder), Fidel Castro, cumple 87 años. Naturalmente, de su biografía los medios de comunicación en la Isla hablan maravillas.

El anciano caudillo, inmerso en su ego sideral, confía en que con una vida tan larga casi nadie puede recordar cómo fue realmente su debut en el ámbito político cuando era apenas un mozo de 18 años.

Quienes hoy en Cuba se deshacen en loas mediáticas u oficiales al Comandante probablemente no tienen idea de que la primera vez que el nombre de Fidel Castro salió publicado en la prensa nacional, hace 69 años, fue acompañado del calificativo de "comegofio", dado nada menos que por el periódico de los comunistas cubanos.

Sobran los dedos de una mano si se cuenta a quienes, incluso en la nomenklatura castrista, conocen ese nada edificante episodio. Tan pronto el barbudo bajó de la Sierra Maestra, ordenó silenciar esa o cualquiera otra faceta  "comprometedora" de su vida, algo que revelase su pasado gangsteril o evidenciase su juvenil anticomunismo.

¿Quiénes saben en Cuba que en 1951 Castro visitó a Fulgencio Batista —entonces senador— en su finca Kuquine y lo alentó a que diera un golpe de Estado? El encuentro lo pidió Castro y fue logrado gracias a su cuñado, Rafael Díaz-Balart, quien estuvo presente y constató que ambos se mostraron "mutua admiración". También fue testigo el periodista Antonio Llano Montes, de la revista Carteles, quien ese día fue a entrevistar a Batista y vio a Castro y a Díaz-Balart.

Díaz Balart contó después que estando en la biblioteca, Castro le dijo a Batista que entre sus libros faltaba La técnica del golpe de Estado, de Curzio Malaparte. Como Castro no había tenido respaldo suficiente en el Partido Ortodoxo para lanzar su candidatura para representante a la Cámara, estaba dispuesto a sumarse a Batista si este derrocaba al presidente Carlos Prío.

Tampoco es conocido que cuando Castro se casó en 1948 con Mirta Díaz-Balart, en Banes, Batista —también de Banes y amigo de los Díaz-Balart— le regaló a los novios unas lámparas y un cheque que quizás contribuyó a financiar la luna de miel de dos meses en Miami y Nueva York, donde Fidel se compró un automóvil Lincoln Continental.

'Hablando tonterías'

Pero volviendo a los insultos al joven estudiante de bachillerato, fue el diario Hoy, órgano del Partido Socialista Popular (PSP), el que ofendió a quien paradójicamente sería después el líder marxista-leninista del país.

El 14 de diciembre de 1944 dicho periódico publicó: "En el reaccionario Colegio de Belén se realizó una ridícula sesión para combatir el proyecto del ilustre senador Marinello, y uno de los discursos estuvo a cargo de un tal Fidel Castro, pichón de jesuita, y que se mantuvo hablando tonterías, comiendo gofio durante más de una hora".

Con el visto bueno de Batista, elegido presidente de la República en 1940 con el apoyo del Partido Comunista —que cambió su nombre a PSP en 1943—, su aliado desde 1937, el presidente de ese partido, Juan Marinello, fue elegido representante a la Cámara en 1942 junto con otros cinco colegas comunistas. Al año siguiente Batista lo nombró ministro sin cartera, y en junio de 1944 obtuvo un escaño en el Senado (del cual fue vicepresidente en 1946).

Como senador, Marinello presentó un proyecto de ley estalinista para estatizar todos los colegios privados y convertirlos en escuelas públicas.  En rechazo a tal propuesta los jesuitas  organizaron un simposio en el Colegio de Belén en el que, según narra José Ignacio Rasco —compañero de Castro en ese colegio y en la universidad—, Fidel defendió la enseñanza privada y a Rasco le correspondió defender la enseñanza estatal.

Debido a su incontinencia verbal, el joven habló largo rato y calificó la iniciativa de Marinello de "monstruosidad" copiada de Rusia y la Alemania nazi.

Fue una de las pocas ocasiones en las que Castro no estuvo en el bando equivocado. Pero ni eso lo salva históricamente. Al llegar al poder puso en práctica la monstruosidad por él denunciada antes, impuso un adoctrinamiento ideológico tipo soviético y nazi, e implantó el único régimen comunista que ha habido en América.

Además expulsó del país a los sacerdotes españoles, incluidos su profesor de Literatura y mentor jesuita, el padre Armando Llorente y la Compañía de Jesús completa, a quienes acusó de "falangistas", quizás para neutralizar en su conciencia sus tempranas simpatías fascistas y falangistas y en particular por la figura de José Antonio Primo de Rivera, líder de la Falange Española, cuyo himno Cara al sol cantó "20 mil veces y con el brazo en alto" junto al padre Llorente, según narró dicho religioso en una entrevista en los años 90.

¿Venganza?

Relacionado o no con aquel insulto recibido, lo cierto es que al instalarse a tiros en el convulso escenario político nacional, Fidel Castro se enfrentó al PSP. Se integró a la pandilla anticomunista Unión Insurreccional Revolucionaria (UIR), encabezada por Emilio Tro, que le disputaba el control de la Universidad de La Habana a la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) que presidía Manolo Castro (a quien Fidel odiaba por no apoyarlo en su candidatura para presidente de la Escuela de Derecho), y a la pandilla Movimiento Socialista Revolucionario, dirigida por Rolando Masferrer.

Manolo Castro fue asesinado en un atentado en 1948, después de ser ultimado a balazos Emilio Tro, y en los círculos universitarios había la certeza de que fueron los "muchachos" de la UIR quienes cometieron ese crimen y otros, entre ellos el asesinato del ministro de Gobernación, Alejo Cossío del Pino.

Luego Castro entró en el Partido Ortodoxo, dirigido por el también anticomunista Eduardo Chibás. Posteriormente creó su propio grupo nacionalista, Generación del Centenario, con amplia mayoría anticomunista en sus filas. El asalto al cuartel Moncada el 26 de julio de 1953 fue calificado por el PSP como "actividades golpistas y aventureras de la oposición burguesa", en un artículo de Hoy que fue reproducido por el Daily Worker, órgano del Partido Comunista de EEUU. También el PSP se opuso a la lucha armada  contra el batistato, y participó en las elecciones amañadas de 1954 y 1958.

Con independencia de su rechazo al PSP, dado  su narcisismo colosal, Castro no habría aceptado nunca someterse a ningún partido que no crease él mismo. Además, nunca tuvo realmente ideología alguna, ni tiene. Solo creía en su genialidad y las vías para llegar al poder y preservarlo. 

Es cierto que estudió a Marx y a Lenin, y que padecía de veleidades antinorteamericanas tomadas del populismo y el nacionalismo latinoamericano —sobre todo de Juan Domingo Perón y Eliecer Gaitán, quien por su parte admiraba la capacidad de Mussolini para movilizar al pueblo, y del cubano Antonio Guiteras, una rara mezcla de nacionalista antiyanki,  anticomunista y terrorista.

Pero también estudió a Curzio Malaparte y a Nicolás Maquiavelo, teóricos de cómo llegar al poder a cualquier precio. Y según Rasco, al llegar a la universidad, Castro se sabía Mein Kampf, de Hitler, casi de memoria, y recitaba fragmentos de discursos de Mussolini y Primo de Rivera.

Si Castro hubiese nacido 20 años antes y la Alemania nazi hubiese estado dispuesta a subsidiarlo en los años 30, el dictador cubano habría tratado de convencer a los ciudadanos de las virtudes del "nuevo orden" germánico.

Lo irónico de esta pincelada biográfica es que 15 años después de ser acusado injustamente de "comer gofio", Fidel Castro lo empezó a comer de verdad. Y aún hoy lo hace. 

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