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Entrevista de los lectores

Lincoln Díaz-Balart: «Lo más importante que logré fue codificar en el Congreso de EEUU las sanciones contra la dictadura cubana»

El excongresista cubanoamericano Lincoln Díaz-Balart responde a las preguntas de los lectores de DIARIO DE CUBA.

Madrid

El excongresista cubanoamericano Lincoln Díaz-Balart responde a las preguntas de los lectores de DIARIO DE CUBA.

Jesús: Hola Lincoln, queda un sabor amargo o incertidumbre sobre su salida del Congreso [de EEUU]. Hay varias teorías: cansancio, miedo a perder futuras elecciones, problemas familiares o un mal cálculo sobre el final que se avecina en Cuba y poder estar libre para tener un futuro político en la Isla. ¿Cómo definiría mejor su salida?

Jesus, estuve 24 años representando el Sur de la Florida en posiciones electas. Los últimos 18 de esos años, entre 1993 y 2011, en el Congreso de Estados Unidos. Pero nunca aspiré a que mi posición fuese vitalicia. Es interesante que se considere normal que los políticos deseen aspirar a cargos de forma vitalicia. Yo no estaba cansado, gané mi última elección por casi 20 puntos sobre mi contrincante, en ese mismo escaño ganó entonces mi hermano de la forma más abrumadora de todos los Congresistas en la Florida. No me fui por problemas familiares, ni por aspirar en Cuba. Sencillamente consideré que en mis 24 años de servicio público en cargos electos, cumplí con mi deber en esa etapa de mi vida. En el Congreso obtuve importantes logros. Fui el autor, en 1996, de la codificación de las sanciones de Estados Unidos contra la dictadura de Castro, del requisito en la ley de Estados Unidos que, antes que se puedan levantar las sanciones, todos los presos políticos, sin excepciones, tienen que ser liberados, y elecciones pluripartidistas convocadas en Cuba.

En 1997 fui el autor de la ley conocida por sus siglas en inglés como NACARA, que le concedió la residencia legal a cientos de miles de inmigrantes en Estados Unidos. En 2007, mi enmienda, con el congresista Albio Sires de Nueva Jersey, incrementó la ayuda de Estados Unidos a la oposición interna cubana por casi un 500 por ciento. Pude ayudar a muchas personas como congresista de Estados Unidos. Desde 1989, las regulaciones del Congreso no permiten que un miembro de dicha cámara ejerza la profesión de abogado mientras sirve en el cargo. Yo dejé el Congreso de Estados Unidos y regresé a mi profesión de abogado, con un sentido del deber cumplido y con eterna gratitud a mis electores por el honor de haberlos podido representar. Y continuaré sirviendo, porque el servicio es una vocación que hombres y mujeres en una sociedad libre pueden ejercer también como ciudadanos privados, y que yo siempre ejerceré.

Anónimo 123: ¿No cree Ud. que si se levanta el llamado embargo/bloqueo, le quitamos todos los pretextos justificativos al Gobierno cubano? ¿No sabe Ud. que el único afectado con esa política es el pueblo y no el Gobierno de los Castro? Gracias.

Creo que es importante recordar la historia cuando pensamos en el tema del pretexto como razón para eliminar las sanciones de Estados Unidos contra la dictadura. En 1959 y hasta mediados de 1960, Estados Unidos hizo todo lo humanamente posible por llevarse bien con Fidel Castro. Reconocieron a su gobierno diplomáticamente en tiempo record, enviándole un nuevo embajador para que fuese de su agrado. Le ofrecieron cientos de millones de dólares en créditos. Sin embargo, desde el primer día, Castro comenzó a oprimir a los cubanos y a destruir la economía de Cuba. No necesitó un pretexto. En el futuro próximo, existen dos posibilidades para Cuba: Puede ocurrir una transición democrática que le permita al pueblo recobrar su soberanía y ejercerla a través de elecciones libres, o puede consolidarse la opresión a través de la permanencia en el poder del grupito que rodea a Fidel Castro y su hermano, el tirano en funciones. En ese caso los cubanos seguirían trabajando para el Estado, que los continuaría alquilando a cambio de dólares a intereses extranjeros que se aprovechan de la opresión de los cubanos. Los cubanos continuarían viviendo a base de humillaciones y patadas.

Lo más importante que logré hacer en el Congreso fue codificar todas las sanciones contra la dictadura cubana (hacerlas ley y no dejarlas simplemente como decretos presidenciales) y requerir, antes de que el presidente norteamericano pueda levantar las sanciones, la existencia de un gobierno cubano que respete a sus ciudadanos. Por ley, ese respeto se tendrá que manifestar en formas específicas antes que un presidente norteamericano pueda normalizar las relaciones económicas con el Gobierno cubano: la liberación de todos los presos políticos; la legalización de todos los partidos políticos; y el acuerdo por parte del Gobierno cubano de convocar elecciones libres e internacionalmente supervisadas.

Es fundamental la existencia del embargo para evitar la consolidación de un régimen marxista-fascista como el que ha impuesto en China la dirigencia comunista en complicidad con grandes capitales multinacionales. El "modelo chino" no es posible en Cuba con el embargo norteamericano, porque el dinero verdaderamente importante, que consolidaría definitivamente a la dictadura, solo va a ir a un país a 90 millas del mercado más poderoso del mundo si de allí se tiene acceso a ese mercado.

Orlando Luis Pardo Lazo: Un abrazo desde Pittsburghabana. En las actuales circunstancias, tras la 'reforma' migratoria a medias del castrismo, ¿no queda el embargo comercial de Washington un tanto desactualizado, de cara a los actores de la sociedad civil en la Isla, casi como un obstáculo para nuestro empoderamiento intelectual y económico dentro de EEUU, sin necesidad de renunciar a nuestra residencia y activismo en Cuba? ¿Es concebible que la ley norteamericana distinga entre ciudadanos libres y funcionarios-agentes del régimen, sin desestimar por supuesto la presión sobre La Habana en el tema de los derechos humanos? Creo que el pueblo cubano (así en la Isla como en el exilio) necesita ser pensado desde el post-castrismo para habitar el post-castrismo lo antes posible. ¡Muchas gracias!

Mi amigo Orlando Luis, sinceramente creo que el embargo norteamericano es más importante ahora que nunca. Y distingue entre ciudadanos libres y funcionarios-agentes del régimen. Los contactos pueblo a pueblo son legales. El embargo americano constituye un instrumento de extraordinaria importancia en manos de la oposición cubana. Es el equivalente de la prohibición de la Unión Europea (entonces conocida como la Comunidad Económica Europea) a la entrada de España, Portugal y Grecia hasta que fueron democracias. Nunca olvidaré las palabras que escuché del asesor económico del Primer Ministro portugués en 2010: "Nuestra entrada en la Unión Europea significó más para Portugal que todo el oro que trajimos de América cuando teníamos colonias".

El embargo americano, en su esencia más fundamental, prohíbe el financiamiento del Gobierno y las empresas americanas al régimen cubano, y el turismo masivo de Estados Unidos. Para tener una idea de lo que significaría económicamente para los Castro el turismo masivo americano, solo hay que recordar que el Estado de la Florida (un mercado turístico con el que la Cuba democrática será comparable) recibe unos 60 mil millones de dólares al año por el turismo. Es fundamental que esos recursos y muchos más, estén condicionados a una genuina transición democrática para los cubanos.

He intentado responder aquí también a las preguntas de Milton y Vanessa, las 4 y 5.

Milton: ¿No sería mejor que el Congreso o el Presidente como máximo del ejecutivo aprueben el levantamiento de las restricciones de viajes a Cuba de los ciudadanos norteamericanos, y con ello un gran flujo de millones de turistas podrían copar las calles y las casas de la Isla diseminando los valores democráticos, y ayudar al pueblo a cambiar lo que por tantos años no ha logrado el aislamiento de nuestros pueblos? No pido que se levante el embargo, ni que se le facilite al régimen el acceso a las instituciones internacionales para financiarse; solo dejar que los americanos diseminen por Cuba por miles su mensaje de libertad.

Vanessa B, desde Louisville KY: Después de 54 años... ¿todavía le apuesta usted al bloqueo económico como 'arma' para derrocar al gobierno de los Castro?

Loraine Basulto: ¿No le parece a usted que la Ley de Ajuste Cubano ha obstaculizado una posible transición democrática en Cuba? En el año 1980, cuando el Mariel, y luego en 1994, cuando el Maleconazo, pudo haberse formado el principio del fin de los Castro, pero allí estaba la Ley de Ajuste de válvula de presión, lista para dejar escapar a los más inconformes y disgustados con la política comunista. El 99% de los cubanos hoy por hoy viaja constantemente e incluso dice 'no me interesa la política', a pesar de estarse beneficiando de una ley que surge precisamente de esta. Si quiere democracia para Cuba, por favor, abogue por el fin de la Ley de Ajuste.

Soy una cubana de 20 años de edad que vivió sus primeros 15 en Cuba y que desea haber vivido estos últimos cinco —así como el resto de mi vida— en una Cuba libre.

Loraine, respeto profundamente su punto de vista, pero nunca me he opuesto a la Ley de Ajuste Cubano. Al contrario, la defendí durante mis 18 años en el Congreso. Entiendo que algunos abusan de ella y eso duele profundamente, pero la razón de ser de la Ley de Ajuste —la existencia de la única tiranía totalitaria en el hemisferio occidental— continúa hasta hoy. Yo no puedo apoyar la eliminación de la consideración especial que reciben los cubanos en la ley migratoria americana por venir de un estado totalitario.

Ernesto Gutiérrez Tamargo: Estimado Dr. Díaz-Balart, tengo tres preguntas: ¿Qué le animó a dejar la vida política activa en el Capitol Hill-Washington DC y pasar al ejercicio de su profesión de abogado en Miami? ¿'La Rosa Blanca', que fundó su padre, es su nuevo proyecto político para una Cuba futura? ¿Le gustaría intervenir en el futuro político de una Cuba democrática: por ejemplo, se postularía para la presidencia del país, una alcaldía o el Congreso, utilizando su experiencia, bagaje y formación políticas? Gracias por su atención. Un abrazo.

Amigo Ernesto, creo que contesté su primera pregunta en mi primera respuesta. Con respecto a La Rosa Blanca, es un ideal en marcha y un ideario para reconstruir a Cuba en libertad. Tomó décadas en formarse ese cuerpo de ideas que hoy hemos puesto en internet en www.larosablanca.org. Hay que mantener vivo y al día ese cuerpo de pensamiento. La Cuba democrática que se acerca debe tener a su disposición esas ideas, producto de toda una vida de estudio rigoroso y serio, para ayudar en su reconstrucción política, económica, y social. Por eso, y para otorgarle la más firme solidaridad a los que luchan dentro de Cuba contra el totalitarismo, formamos el Instituto La Rosa Blanca.

Yo no tengo aspiraciones políticas, pero sí creo importante para la reconstrucción de Cuba que el programa de La Rosa Blanca esté disponible al pueblo de la Cuba democrática.

Rudy: Estimado señor, soy cubanoamericano y exiliado en EEUU por más de 33 años. Fui preso político a la edad de 20 años en Cuba, solo por cuestiones de discrepancias de ideas políticas con la dictadura, y mi pregunta es qué piensan ustedes, los del Partido Republicano, con respecto a la llamada Ley de Ajuste Cubano. ¿No creen ustedes que debe ser reformada o ajustada de acuerdo a la nueva estrategia o movida política de los gendarmes de Cuba? ¿No creen ustedes que se debe hacer una investigación exhaustiva con respecto a los alegatos de escándalo de la SINA y las ventas de visas allí? Es vox populi que allí se cocina un buen potaje de dólares, y así los "ex" de la Seguridad del Estado, MININT, MINFAR, etc., sacan dinero y compran sus visas para venir como 'abejitas' hacia acá. ¿Qué piensan hacer ustedes al respecto?

Rudy, creo que contesté su pregunta en mi sexta respuesta, a Loraine.

Julio, desde Panamá: Estimado compatriota, mis respetos por su vida dedicada al bienestar de la patria esclavizada. Algún día cercano la veremos en el pedestal de la democracia. Quisiera, más que una pregunta, pedirle una valoración acerca del futuro inmediato de la Ley de Ajuste. ¿Se queda? ¿Se cambia?

Julio, sí, se queda, mientras los congresistas cubanoamericanos la apoyen.

Jorge Macías: Sabemos que usted proviene de una familia con fuertes vínculos con la vida política cubana durante la República. Es notable, sin embargo, que no hay fisuras en su núcleo familiar (algo muy común en las familias cubanas, especialmente después de 1959). Usted y sus hermanos han estado muy unidos a sus padres, y particularmente han sido admiradores de la trayectoria política de su padre, Rafael Diaz-Balart. Usted es un gran defensor, al igual que lo fue su padre Rafael, del sistema democrático, las libertades civiles y la soberanía del pueblo. ¿Cómo compaginar esto con la ardiente defensa que hizo su padre del régimen de Batista y su involucramiento total con su Gobierno (del cual llegó a ser Ministro)? ¿Cuál es su opinión sobre aquel régimen que nació de un golpe de Estado provocando una ruptura con la Constitución y las instituciones, y que después celebró unas elecciones de dudosa factura democrática, visiblemente manipuladas? Y sobre todo, ¿que usted piensa sobre el involucramiento de su padre con aquel Gobierno?

Muy buena pregunta, Jorge. Sí, admiro a mi padre. Tanto mi padre como mi abuelo fueron genuinos demócratas. Mi padre fue Sub-Secretario de Gobernación y líder parlamentario. Mi abuelo, que fue Alcalde de Banes y Congresista en los 30, fue Ministro de Transporte. Yo considero el golpe de Estado de 1952 como un hecho injustificable e inaceptable. (Por cierto, mi padre me dijo muchas veces (y reitera en sus memorias, Cuba: Intrahistoria. Una Lucha Sin Tregua, que el golpe de estado de 1952 no fue justificable.)

Pero tampoco es justificable el considerar al golpe de 1952 como un hecho sin explicación ni causa. Tan injustificable como el golpe del 52 fue exiliar a Batista después de que entregó el poder tras las elecciones de 1944. Injustificable también fue la incesante violencia contra los partidarios de Batista entre 1945 y 1952. Recuerdo cómo mi padre me decía que él pensó que no llegaría vivo a las elecciones de 1952. Todo esto lo explica detalladamente mi padre en Cuba: Intrahistoria

Para mí lo más importante fue que mi padre siempre apoyó una salida electoral, democrática y sin violencia a la crisis cubana. No hubo más fuerte "electoralista" en ese Gobierno que él. Y también debemos recordar que el término de Batista se vencía el 24 de febrero de 1959, fecha en que dejaría el poder, como ya lo había hecho en 1944, y que Andres Rivero Agüero, el triunfador en las cuestionadas elecciones de 1958, se había comprometido a celebrar nuevas elecciones. De la misma forma que reitero mi oposición al golpe de Estado de 1952, reitero mi convicción que la catástrofe nacional que comenzó en 1959 nunca debería haber ocurrido. Habían otras soluciones a la crisis cubana sin la necesidad de entregarle el poder total a un psicópata asesino como Fidel Castro.

Saavedra: Antes que nada quiero darles las gracias por dedicar parte de su tiempo a intercambiar con los lectores de DIARIO DE CUBA. ¿Cuál considera Ud. es el mayor obstáculo, además de la presión de la dictadura castrista, que enfrenta el movimiento opositor cubano (dentro y fuera de Cuba)? ¿Por qué cree Ud. que Fulgencio Batista desoyó las advertencias de su padre en relación con la Ley de Amnistía del 55? En mi familia siempre hemos creído que la clarividencia de su padre pudo haber salvado a Cuba de la dictadura de los Castro.

Señor Saavedra, el mayor problema de los cubanos, incluyendo y muy en especial a los que luchan por su libertad, es la falta de solidaridad del mundo con el derecho de los cubanos a ser libres. La gran mayoría de los medios de comunicación, por ejemplo, no informan sobre la oposición interna, sobre sus actividades, ni siquiera sobre gestos heroicos como las huelgas de hambre. La falta de solidaridad internacional ha sido la mayor causa de la duración por tantas décadas del régimen anticubano de los Castro.

Con respecto al por qué de la amnistía de 1955, a la que muy fuertemente se opuso mi padre, hubo una gran movilización de la opinión pública nacional en favor de ella. La prensa, las asociaciones cívicas y profesionales, gran parte de la sociedad civil, se movilizaron a favor de la amnistía. Es necesario recordar que antes de 1959, ni el poder judicial ni las organizaciones de la sociedad civil fueron disueltas. Continuaron funcionando fuertes y pujantes. Y que en 1954 hubo elecciones congresionales, en las que mi padre fue electo. El Congreso también, obviamente, apoyó la amnistía, ya que fue el Congreso el que aprobó esa ley. La embajada americana también abogó por la amnistía. Batista cedió ante las presiones de todos esos factores. Cometió un trágico error.

Carlos Loveira: Yo no visito Cuba desde que me fui, hace más de trece años. Mi madre está vieja y enferma. Para ir, debo usar pasaporte cubano cuando soy ciudadano norteamericano. Lamento el silencio de nuestros congresistas ante este tópico. ¿Por qué no se le devuelve el dinero invertido a todo ciudadano norteamericano que sea obligado a viajar a Cuba con la basura cara de pasaporte cubano? Así veríamos si de verdad el embargo funciona.

Señor Loveira, es insólito, es otra manifestación del gansterismo inherente del régimen anticubano de los Castro, que los ciudadanos de Estados Unidos tengan que utilizar pasaportes cubanos. Son condenables, además, todas las otras formas en que el régimen gangsteril exige dólares a cambio de servicios básicos. Pero no creo justo criticar a los congresistas cubanoamericanos por eso. Esos congresistas atacan el gansterismo de los Castro incesantemente.

Susy, María García López: He leído con preocupación cómo los políticos y empresarios de Tampa se aprestan, apresuran y proyectan a poner la bandeja en La Habana de Raúl Castro. Allí en Tampa, en la de Martí y los tabaqueros de la Guerra de Independencia que embarcaban las armas que muchos soplones interceptaban para que no llegaran a  los mambises, está agrupada esta escoria de políticos, prestos a lucrarse con las divisas usurpadas al pueblo cubano. Por favor, denuncien a cada uno de esos desalmados. No sé quiénes son más malos, si los burgueses de allá, de Cuba, o los de aquí. Ud disculpe, le adjunto mis temores, y que Dios acompañe a la Cuba que todos amamos por sobre todas las cosas.

Susy y Maria, me uno a sus inquietudes sobre muchos de los políticos y empresarios de Tampa. Recordemos, sin embargo, que hay extraordinarios patriotas cubanos en Tampa, como los miembros de la Casa Cuba Tampa y del Club Cívico Cubano de Tampa.

vmr1981: He escuchado que 'alguien' intenta hacer cambios, incluso suprimir la Ley de Ajuste Cubano, lo cual al ver sus argumentos parece lógico. Ahora, si hubiese un solo luchador, un solo perseguido en Cuba, ¿no valdría la pena dejarla? Incluso Dios iba a perdonar a Sodoma y Gomorra a cambio de encontrar un hombre justo. ¿Será que ese 'alguien' ya tiene sus problemas resueltos?

Creo que contesté su pregunta en mi respuesta a Loraine, la numero seis.

Un cubano: ¿Cómo ve usted la labor que están realizando dentro de la Isla algunos grupos opositores como la UNPACU y las Damas de Blanco? ¿Cree que dentro de cinco años con la disidencia un poco más organizada y con mayor trabajo entre la población, podamos dejar de hablar de los Castro?

Me llenan de optimismo esos patriotas que usted menciona. Admiro a toda la oposición interna. Ellos son la alternativa a la anticuba del régimen totalitario y feudal de los Castro. La oposición interna encarna la dignidad de Cuba y serán líderes en la República libre y democrática que se acerca.

 

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