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Muerte de Oswaldo Payá

Carromero dice que el régimen lo amenazó de muerte para que aceptara la versión del accidente

'No solo soy inocente, soy otra víctima', declara el español. 'No podía ocultar más la verdad, no podría vivir siendo cómplice de esto con mi silencio'.

Madrid

Más de seis meses después del suceso que costó la vida a los opositores cubanos Oswaldo Payá y Harold Cepero, el joven político español Ángel Carromero, conductor del vehículo en que viajaban, ha decidido hablar para denunciar que las autoridades cubanas lo obligaron a aceptar la versión del accidente bajo amenazas de muerte y para calificar de "farsa" el juicio en el que fue condenado a cuatro años de cárcel por supuesto homicidio imprudente.

"Me dijeron que (…) yo que era muy joven para perder mi vida", dijo Carromero, que eligió al diario estadounidense The Washington Post para hacer sus primeras declaraciones sobre el hecho ocurrido el pasado 22 de julio, cerca de Bayamo.

No obstante, la semana pasada, la hija de Oswaldo Payá, Rosa María Paya, reveló que el español le había confirmado la versión del auto que golpeó al de los opositores provocando el incidente.

"No solo soy inocente, soy otra víctima y podría estar muerto ahora", dijo Carromero al diario.

Interrogado sobre por qué ha decidido hablar ahora, afirmó que lo más importante para él es que la familia de Payá "siempre ha defendido" su inocencia, "cuando son los más perjudicados por la tragedia".

"Es por eso que cuando me reuní con Rosa María Payá (…) no podía ocultar más la verdad. Sé que esta decisión puede derivar en más ataques contra mí desde Cuba, pero no merezco ser considerado culpable de homicidio involuntario y, sobre todo, no podría vivir siendo cómplice de esto con mi silencio", afirmó.

La persecución

Carromero, miembro de Nuevas Generaciones del Partido Popular (PP) español, relató al diario lo ocurrido el 22 de julio de 2012. Indicó que junto al sueco Jens Aron Modig, llevaba a Payá y Cepero a visitar a amigos en el interior de la Isla.

"Nos estaban siguiendo desde el principio. De hecho, cuando abandonamos La Habana, un tweet de alguien cercano al Gobierno [el Twitter de la Seguridad del Estado] anunció nuestra salida: 'Payá va camino de Varadero'. Oswaldo me dijo que, desafortunadamente, eso era normal", contó.

El español dijo que se sintió realmente "inquieto" durante una parada para comprar gasolina porque el auto que los seguía también se detuvo, esperó a que terminaran de repostar y luego continuó tras ellos.

Añadió que durante el viaje el vehículo que los perseguía cambió por un "Lada rojo viejo".

"Y luego otro coche, más nuevo, apareció y comenzaron a acosarnos, acercándose mucho", dijo Carromero y especificó que el vehículo llevaba chapa azul, la utilizada por el Gobierno.

"De vez en cuando miraba por el espejo retrovisor y podía ver a los dos ocupantes mirándonos agresivamente. Tenía miedo, pero Oswaldo me dijo que no me detuviera si ellos no lo señalaban o nos forzaban a hacerlo (…) La última vez que me miré, me di cuenta de que el coche se había acercado demasiado, y de repente sentí el fuerte impacto por atrás", detalló.

El español dijo que perdió el control del vehículo. Agregó que cuando recobró la conciencia estaba dentro de una moderna furgoneta, solo.

"Pensé que era extraño que solo estuviera yo y me imaginé que el resto no había necesitado ir al hospital", dijo. "Empecé a gritar a las personas que conducían la furgoneta que quiénes eran, a dónde me llevaban, qué estaban haciendo con nosotros. Luego, aturdido, volví a perder el conocimiento".

En el hospital militarizado, bajo "sedación"

Carromero afirmó que cuando despertó estaba siendo trasladado en una camilla a una habitación del hospital. Aseguró que la primera persona a la que vio fue una oficial del Ministerio del Interior a la cual denunció que un vehículo los había golpeado por detrás.

La oficial "tomó notas y, al final, me dio mi declaración para que la firmara", dijo.

El español afirmó que el hospital fue "repentinamente militarizado".

"Yo estaba rodeado por soldados uniformados. Una enfermera me dijo que me pondrían una vía intravenosa para sacarme sangre y sedarme. Recuerdo que estuvieron sacándome sangre y cambiándome la vía todo el tiempo, lo cual me preocupaba. Todavía tengo marcas de eso. Pasé las siguientes semanas medio sedado y sin saber exactamente qué me habían puesto", aseguró.

Carromero dijo que las autoridades cubanas le quitaron su teléfono móvil al sacarlo del auto siniestrado y que solo pudo utilizar el teléfono de Modig cuando ambos estaban en el hospital.

"No recordé los mensajes hasta que llegué a España y los leí, [estábamos] pidiendo ayuda y diciendo que nuestro auto había sido golpeado por detrás", señaló.

Amenazas de muerte

El joven político del PP dijo a The Washington Post que las autoridades cubanas lo amenazaron de muerte para que cambiara su declaración sobre los hechos.

"Cuando me preguntaron sobre lo que había pasado, repetí lo que había dicho a la oficial que originalmente tomó mi declaración", dijo Carromero. "Ellos se enfadaron. Me advirtieron que yo era su enemigo y que era muy joven para perder mi vida", aseguró.

"Uno de ellos me dijo que lo que les había dicho no había pasado y que debía ser cuidadoso, que dependiendo de lo que dijera las cosas podían ir muy bien o muy mal para mí", amplió.

"Luego vino un señor que se identificó como un experto del Gobierno y me dio la versión oficial de lo que había ocurrido. Si la seguía, nada me pasaría", dijo Carromero.

Indicó que en ese momento estaba "fuertemente drogado" y era difícil para él entender los detalles del supuesto accidente que le pedían repitiera.

"Me dieron otra declaración para firmar —una que de ninguna manera se parecía a la verdad—. Mencionaba gravilla, un terraplén, un árbol. Yo no recordaba ninguna de esas cosas", dijo.

"El golpe por atrás cuando nos salimos de la carretera, no necesariamente fue fuerte, porque recuerdo que no había contén o inclinación. El pavimento era amplio, sin tráfico", añadió. Resaltó que no estuvo de acuerdo especialmente con la afirmación de que iba a "exceso de velocidad" porque la última vez que miró el velocímetro marcaba 70km/h.

Interrogado sobre el video difundido por las autoridades cubanas, en el que confirma la versión del accidente, Carromero dijo al diario estadounidense que fue grabado cuando se encontraba en "deplorables" condiciones de confinamiento y que estaba drogado.

La prisión en Bayamo "es lo peor que he vivido", afirmó el español. "Me mantuvieron incomunicado, sin ver nunca la luz del día (…) Las condiciones eran deplorables, un chorro de agua caía desde el techo una vez al día, el baño no tenía tanque y solo se podía usar si uno tenía un cubo de agua para echarle después. La celda estaba llena de insectos que me despertaban cuando caían sobre mi cuerpo".

"El vídeo que las autoridades hicieron público fue grabado bajo esas condiciones", explicó Carromero. Dijo que se limitó a leer "la versión oficial del Gobierno", que un oficial le puso en un cuaderno.

"Yo esperaba que nadie pudiera pensar que el vídeo había sido grabado libremente o que lo que yo decía se correspondía con lo que realmente sucedió", afirmó.

"El juicio en Bayamo fue una farsa"

El español calificó el juicio en Bayamo de "farsa" destinada a convertirlo en "chivo expiatorio".

"Pero tuve que aceptar el veredicto sin apelación con el objetivo de tener una mínima posibilidad de salir de aquel infierno", dijo.

En cuanto a las autoridades españolas, el joven político consideró que solo puede agradecerles por gestionar su repatriación.

Carromero regresó a España el pasado 29 de diciembre gracias a un acuerdo sobre cumplimiento de sentencias vigente entre La Habana y Madrid.

"No quiero causar más problemas. Quiero recuperar mi vida anterior", dijo. "Entiendo que, aunque soy inocente, tengo que continuar con mi libertad restringida debido al acuerdo bilateral entre Cuba y España", expresó.

Afirmó que ha recibido amenazas de muerte en España. "He tenido que declarar ante un notario para que al menos la verdad sea conocida si algo me pasa", indicó.

El español reiteró que no sabe qué sustancias le pusieron en la Isla vía intravenosa, pero advirtió que continúa sufriendo largos lapsus de memoria.

"Lo que no consiguieron hacerme olvidar es que Oswaldo es una de las personas que más me ha impresionado en mi vida. Él es el verdadero protagonista de esta pesadilla. Fue una persona excepcional y nunca lo olvidaré", concluyó.

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