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Reformas Económicas

Una propuesta de modelo estable

Cuba necesita un modelo político-económico que combine las ideas de libertad y de justicia social

Madrid

Las medidas de "reajuste" económico recientemente tomadas por el régimen constituyen una tímida ruptura con lo más rancio del estalinismo, pero poco más. Con razón, desde la Isla algunos dicen que algo se mueve en Cuba, "aunque no se puede precisar con exactitud qué, ni hacia dónde".

Para el economista liberal Elías Amor "los lineamientos económicos" del próximo congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC) reflejan "la resistencia del régimen castrista a abandonar la planificación central" y su "deseo de que las 'reformas' se realicen sin alterar el carácter socialista de la economía". Contexto en el que "los nuevos cuentapropistas se convertirán en agentes al servicio de la planificación" económica. Por cierto, soportando estos últimos una carga fiscal exorbitante.

Pero si algo queda claro es que las principales víctimas de la "actualización del modelo cubano" son los más pobres, la inmensa mayoría de la sociedad cubana, quienes hoy se preocupan más por la anunciada reducción de subsidios gracias a los cuales malviven; y junto a ellos, aquellos que se quedarán sin empleo: cerca de 1,3 millones, según cifras oficiales.

El aumento de la desprotección social de esas personas agravará el clima de cohesión social, ya de por sí bastante precario, cosa que se hace notar en el aumento de la violencia. Pero los medios oficiales y el principal sindicato han preferido encabezar ahora una cínica campaña contra el paternalismo estatal —práctica inherente al socialismo—  ocultando  las deficiencias del sistema detrás de una supuesta falta de habilidades, desidia o mala suerte de los ciudadanos.

La economía cubana va por mal rumbo y eso afecta a las personas: a los trabajadores, a las familias y a todo el tejido social. Cuba necesita un modelo político-económico coherente y no el adefesio al que se dirige actualmente, un híbrido de capitalismo sin libertad y socialismo sin subsidios. Habría que pensar en modelos como la Economía Social de Mercado (ESM), que combina las ideas de libertad y de justicia social, lejos de la economía planificada y centralizada, así como de cualquier tentación futura de poner a las instituciones de la economía de mercado por encima de la persona.

Prosperidad y cohesión social

La Economía Social de Mercado (ESM) surgió en la Alemania de la posguerra y fue impulsada principalmente por los economistas Ludwig Erhard y Alfred Müller-Armack, ambos integrantes de la Unión Cristiano Demócrata alemana.

Para Müller-Armack la ESM busca "vincular el principio de la libertad de mercado con el de la compensación o equilibrio social"; o dicho en otros términos, también del mismo economista: "En base a una economía de competencia, vincular la libre iniciativa con un progreso social garantizado por los rendimientos de la economía de mercado". Este es el modelo que logró el gran milagro alemán, el mismo que ha sido aplicado de manera renovada y adaptado a las nuevas realidades en otras partes. En España, es el modelo económico de la Transición.

La ESM encuentra fundamentación política en la observancia de dos principios esenciales: la libertad individual y la sensibilidad social. El primero tiene que ver, como dijo el propio Ludwig Erhard, con el derecho de cada uno a decir "yo quiero valerme con mis propias fuerzas, quiero soportar por mí mismo el riesgo de la vida, quiero ser el responsable de mi destino". Mientras el segundo principio tiene que ver con el reconocimiento de la dignidad de nuestros semejantes, la dimensión comunitaria de la vida y la toma de conciencia de que por diversas razones no todas las personas pueden valerse por sí mismas, de que en una sociedad las cosas les pueden ir peor a unos que a otros.

El equilibrio entre estos dos principios influirá en el grado de cohesión de una sociedad. En palabras de la canciller alemana Angela Merkel, "La economía social de mercado siempre se enfrentó a la división de la sociedad. Es un sistema que tiene como centro la cohesión social. Trata de forjar alianzas".

Podría afirmarse que entre los postulados fundamentales del orden político-económico de la ESM se hallan los siguientes:

• Respeto a la propiedad privada, libre competencia, fomento del espíritu empresarial, libertad para realizar contratos, libre elección de la profesión y libre formación de los precios. Todo ello acompañado de una actuación política que evite las prácticas violatorias de la libre competencia así como las que abusen de los consumidores

• Libertad para el ejercicio del comercio exterior

• Existencia de políticas económicas estables y predecibles, acompañadas de "políticas de coyuntura" para evitar los graves efectos que podrían acarrear las fluctuaciones económicas

• Políticas de estabilidad monetaria dictadas por un Banco Central independiente a fin de controlar las tendencias inflacionistas

• Fomento del pleno empleo y promulgación de una legislación laboral que vele por los derechos de los trabajadores

• Establecimiento de un sistema de seguridad social universal y sostenible

• Políticas sociales tendentes a fortalecer los grupos con desventajas y afianzar la igualdad de oportunidades

Para que Cuba logre implementar un modelo de este tipo tendría que vencer grandes retos en el campo económico y político. El alto costo de las pensiones en Cuba, segundo país con mayor envejecimiento y menor tasa de fecundidad en América Latina, sería uno de los principales. Más allá de los ajustes que se puedan implementar en el campo de la seguridad social (aunque hay muy poco margen ya que, por ejemplo, en 2008 el régimen aumentó la edad de jubilación a 60 años las mujeres y a 65 los hombres), para que el sistema sea sostenible se requeriría de un fuerte impulso a la productividad y mayor competitividad, lo que generará mayor número de empleos. La economía de mercado deberá convertirse en una garantía de la cohesión social.

A la propuesta de la ESM le corresponde un ordenamiento político democrático basado en la libertad. El Estado y el gobierno no pueden ser el Leviatán político que son ahora. El servicio y no el control a los ciudadanos debe ser la nota característica de la acción del gobierno. Pero es evidente que para llegar a ese momento habrá antes que vivir una transición democrática: única salida que tiene Cuba para lograr la prosperidad y una paz social duradera. Ese es el verdadero "pacto social" que el país necesita.

 

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