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Sociedad

La Virgen escoltada

Efectivos de la policía le abren paso a la Virgen de la Caridad en su recorrido por la Isla mientras agentes de la Seguridad del Estado vigilan a sus seguidores. Calendario del recorrido de la Virgen

Las Tunas

"Que María sea la verdadera protectora del pueblo", dijo a DIARIO DE CUBA el nuncio apostólico, monseñor Giovanni Angelo Becciu, el pasado sábado por la tarde en el poblado de Vázquez, en vísperas de que la imagen de la Virgen de la Caridad saliera del municipio de Puerto Padre para adentrarse en Las Tunas, camino a Camagüey.

"Monseñor, ¿dijo 'verdadera'?", preguntó este corresponsal. A lo que el representante del Papa en la Isla reiteró pronunciando con énfasis sus palabras: "que María sea la verdadera protectora del pueblo de Cuba", y acotó, "buen trabajo".

Itinerante, próxima a cumplir 400 años, la Virgen de la Caridad está descubriendo Cuba de una manera sui generis. Efectivos de la Policía Nacional le abren paso por carreteras y caminos, mientras comisarios del Partido Comunista (PCC) y agentes de la policía política no le pierden ni pie ni pisada a sus cientos de seguidores. Si no fuera por lo que representa, daría ganas de reír verlos rondar. Pero no nos llamemos a engaño, esto es Cuba, la urgida de protección divina.

"Felicito al padre Jorge Luis, al padre Agustín, al Consejo Parroquial y a la comunidad de San José de Puerto Padre por haber preparado esta visita de la imagen de esta manera: primero Sandino, después La Guadalupe, ahora La Micro", dijo, errando, monseñor Emilio Aranguren, obispo de Holguín, en la misa oficiada en la última localidad enumerada.

"Monseñor, ¿le han informado por qué se ha roto el programa del recorrido de la virgen en Puerto Padre?", preguntó DIARIO DE CUBA al obispo.

"No. Le puedo asegurar que todo marcha sin dificultad y el programa se está cumpliendo", dijo Aranguren.

El Partido tiene derecho a opinar

"Que los que cuidan a los enfermos, practiquen este servicio con solicitud. Que los fieles vengan aquí para visitar a Cristo en la persona de los hermanos, y los enfermos, confortados por el amor de todos, recuperen pronto la salud". El sacerdote agustino Jorge Luis Sánchez Villarreal tuvo que orar a la vera, con la camioneta donde viajaba la Virgen atravesada en la carretera, cual furgón emboscado por asaltantes de camino. A la imagen de la Patrona de Cuba no se le permitió llegar a la entrada del Hospital Guillermo Domínguez, donde, siguiendo el programa distribuido a la población desde una semana antes, con flores amarillas, numerosos fieles se habían congregado para orar por los enfermos.

Según consta en el programa del recorrido de la virgen, el jueves 20 de enero a las 10:15 de la mañana los puertopadrenses debían recibir la imagen en el entronque de la carretera del Central Delicias y, quince minutos más tarde, llegar con ella para rezar con los enfermos a la entrada del hospital. Mas cuando la caravana se acercaba al hospital, para sorpresa de quienes la esperaban con flores y canciones, fue detenida bruscamente. Fieles, trabajadores, acompañantes de hospitalizados, curiosos y algunos enfermos tuvieron que echar a correr hacia la virgen, plantada en la carretera.

Era una escena lastimosa, la Virgen de la Caridad en la carretera y una cerca de alambre entre ella y los enfermos, acaso los más necesitados de consuelo. A lo lejos, agrupados tras barrotes y ventanales, en la sala de psiquiatría, podía verse a los recluidos.

"¿Qué ha ocurrido? ¿Por qué se ha roto el programa?", preguntó este corresponsal al mayor Rogelio, de la Seguridad del Estado, presente en el lugar.

"Es una decisión institucional, y de qué programa usted me habla", dijo el mayor.

"Este es el programa y aquí está plasmado con fecha y hora la ceremonia, que sólo son oraciones con los enfermos en el hospital", le respondió un católico.

"Mire, allí están los funcionarios del Partido con quienes se han coordinado estas actividades, diríjanse a ellos", dijo el mayor.

"¿Por qué este incidente?", preguntó DIARIO DE CUBA al funcionario del Comité Municipal del Partido Comunista a cargo de Asuntos Ideológicos.

"No ha habido ningún incidente. Entendimos que no debía ser. Nosotros también tenemos derecho a opinar, ¿no?", respondió.

"Además, esta decisión se le comunicó a Emilio Aranguren", añadió un funcionario del Comité Provincial del Partido.

"Padre, ¿cuándo le comunicaron a usted que no podía entrar al área del hospital con la Virgen?", preguntó DIARIO DE CUBA al párroco Sánchez Villarreal.

"Pues ahí, en el entronque, hace unos minutos", dijo el sacerdote.

Quizá esto sea una prueba más de cómo los cubanos son convocados y no consultados, cuando no manipulados. Pero todo tiene su precio.

Marta es una afrocubana descendiente de un mambí a las órdenes del general Quintín Banderas, nieta de un cabo de la policía de la dictadura de Fulgencio Batista, e hija de una combatiente del Ejército Rebelde. Según relató, dijo a los de Partido: "Esto les va a pesar, les va a costar caro".

Una gran fe

Resulta curioso que uno de los padrinos de los bautizos realizados ante la imagen de la Virgen fuera un ex integrante del Comité Municipal del PCC, hoy católico convencido.

En San Manuel, poblado donde la Iglesia Católica sólo es un rectángulo de seis metros de ancho por diez de largo, constantemente se veía llegar a niños y jóvenes, concluidas sus clases, con sus uniformes y mochilas.

Sintomático es que en Pozo Prieto, una localidad campesina tierra adentro, donde los curas Jorge Luis y Agustín —mexicano y panameño, respectivamente— son conocidos y queridos, sea Abel, un cortador de caña de millones de arrobas, el pordiosero.

Se echaron de menos las oraciones de monseñor García Ibáñez, arzobispo de Santiago de Cuba, pues estando precisamente la Iglesia Católica comprometida en un proceso de excarcelación, la palabra preso sólo fue pronunciada en dos oportunidades; una, en el poblado de Becerra, y otra, en la Plaza Cultural de Las Tunas; ambas veces por el cura de aquella parroquia, José Alberto Grajales.

Un mensaje sí ha quedado claro, cientos de personas se reunieron en las iglesias, parques y fueron tras la Virgen en Puerto Padre, poblados circundantes y en la capital provincial, donde la Plaza Cultural resultó pequeña para la multitud que quiso acercarse.

Blas Santos, de 82 años, vecino de Becerra, dijo a DIARIO DE CUBA: "Nunca la habían traído aquí. Para mí ha sido lo más grande de la vida". Por su parte, Calixto René Mora, de 75 años, vecino de Victoria de Las Tunas, afirmó: "Que yo recuerde, nunca había visto esto".

Al concluir la eucaristía en la Plaza Cultural, el nuncio apostólico recordó que, al ser enviado a la Isla, alguien le advirtió que no encontraría cristianos. "Pero en Cuba hay una gran fe", dijo monseñor Giovanni Angelo Becciu.

Quizá recordara el obsequio que, a nombre de la comunidad de Puerto Padre, le hiciera la noche antes el joven Rolando Paz Hidalgo, un laico misionero de la caridad de Madre Teresa de Calcuta. Era una foto en la que se ven unas manos alzando un niño a la Virgen María y, en el fondo, un Jesucristo.

"Muchas gracias, un gesto muy bonito", dijo el embajador del Papa a Rolando.

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