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Reportaje

Los cotos de caza de Guillermo García Frías

En la Isla hay unos 114 territorios vedados, aunque la nomenclatura tiene licencia para disparar a su antojo.

Las Tunas

Guardabosques del Estado no es un cargo oficial en Cuba, aunque en la práctica el empleo existe. Quien lo ocupa tiene tanto poder como el jefe de los tres Ejércitos y todavía más que el fiscal general y el jefe de la Policía. Tal jerarquía de hecho dura ya medio siglo.

A tan encumbrado mayordomo sólo Fidel o Raúl Castro se tomarían el trabajo de llamarlo a capítulo, pero para qué, si es de los que se mantiene alejado, apenas habla y ejecuta al pie de la letra su trabajo. Es un individuo rural, rechoncho, aficionado a las ferias ganaderas, a las cacerías y a fomentar áreas vedadas por todo el país a las que la gente suele llamar "los cotos de Guillermo".

Junto al fallecido Juan Almeida y a Ramiro Valdés, Guillermo García Frías, el primer campesino en incorporarse a la guerrilla en la Sierra Maestra en 1957, forma parte del famoso trío de "comandantes de la Revolución".

Flora y Fauna se llama el feudo administrado por García Frías. Ya desde 1985 contaba con muchos territorios vedados en la provincia de Pinar del Río, 10 en La Habana, 6 en Matanzas, 3 en Cienfuegos, 3 en Villa Clara, 11 en Sancti Spíritus, 16 en Ciego de Ávila, 9 en Las Tunas, 2 en Granma, 5 en Holguín, 27 en Santiago de Cuba, 7 en Guantánamo y 7 en el municipio especial Isla de la Juventud. En total, 114 territorios del país donde al ciudadano cubano de a pie le está prohibido hacer uso de los recursos existentes, ya sean animales o forestales, aunque no ocurre así con la nomenclatura en el poder, que dispara a su antojo.

"La última vez que vi a Raúl personalmente fue en El Leonero", dijo Guerra, un viejo cazador auxiliar de la policía, quien junto a otros era empleado por las autoridades para impedir la entrada de indeseables cuando el entonces ministro de las Fuerzas Armadas o su difunta esposa se encontraban de caza por Río Cauto.

Por citar un ejemplo, la laguna El Leonero es una de las dos áreas vedadas de la provincia de Granma. "A fin de garantizar la protección y fomento de la fauna silvestre, no se permite la práctica de la caza recreativa en las áreas vedadas", dicen las regulaciones del Cuerpo de Guardabosques, amparadas por la resolución 115/85 del Ministerio de Agricultura, decretando la veda en los 114 territorios de marras.

"Pero en El Leonero no encontraba usted un vedado, sino un estupendo coto de caza dotado con confortables cabañas climatizadas y excelentes botes. Temprano en la mañana, o al atardecer, o en las noches de luna, con la llegada de los patos procedentes de la Florida, escuchaba disparos hasta ensordecer. Y si a la hora de la siesta a alguno se le escapaba una palabra en voz alta, con una mirada alguien hacía callar al indiscreto y, entonces, aunque usted no conociera a los escoltas —lo que era raro—, ya sabía cuál cabaña estaba ocupada y por quién", dijo pidiendo anonimato un ex oficial de alto rango.

Lícito para unos pocos, ilícito para la mayoría

¿En cuántas zonas vedadas ocurre lo que en El Leonero? "Mire, no en todos los casos, pero cuando usted repasa las áreas vedadas se percata de que muchos son territorios de invernada de los miles de patos que llegan a Cuba de Estados Unidos entre septiembre y diciembre. Permanecen aquí hasta marzo. En su mayoría son cercetas de alas azules, paleadores del norte, patos de cuello largo, patos lavancos, gallaretas americanas de pico blanco, y avutardas. Son aves de caza, apreciadas por la calidad de su carne —sobre todo recién llegadas del norte— y por sus valores cinegéticos", dijo un biólogo observador de las aves migratorias.

"Una cerceta de alas azules pesa poco más de una libra y vuela a una velocidad de vértigo. Un cazador que disparando sobre cercetas tenga una efectividad del 80% es un tirador excepcional. Dicen que en El Leonero Vilma Espín le ganaba a Raúl Castro", agregó.

Lo lícito para unos pocos es ilícito para la mayoría. En su decreto ley número 262 el general Raúl Castro ha dejado claro quiénes pueden cazar en Cuba y quiénes no. Según esa normativa, habrá de mantenerse una conducta acorde con las normas socialistas de convivencia si se pretende poseer aun la más anticuada escopeta.

"Podrá ser el más digno y honesto ciudadano, trabajador intachable, pero si la policía, la Seguridad del Estado o el Departamento Técnico de Investigaciones, que realizan pesquisas por separado, encuentran un ciudadano que se reúne con desafectos a la revolución, se expresa mal de ella o simplemente no está integrado en el proceso revolucionario, se le cancela la licencia y se le decomisa la escopeta", dijo a este reportero el teniente coronel Alberto Batista, jefe del Departamento de Atención a la Población del Ministerio del Interior en Las Tunas en septiembre de 2010.

En junio de 2008, el Consejo de Europa, en la reunión sobre Agricultura y Pesca, celebrada en Luxemburgo, entre otras interpelaciones apeló a las autoridades cubanas para que ratificaran e incrementaran el Convenio Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos y el Convenio sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales.

La respuesta ha sido una bofetada a los derechos más ancestrales del hombre, propinada por el general Raúl Castro mediante su decreto ley 262.

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